“La primera que llevó a los políticos a la cama fui yo, !y cómo les gustaba!”, confesó alguna vez Moria Casán, sobre su popular programa de televisión A la cama con Moria. Era el comienzo de los años 90, la década en que la farándula se colaría como nunca en la política, teniendo su correlato en el ex presidente Carlos Menem, quizás el padre fundador sobre esta unión por conveniencia.
Los medios como un gran teatro de operaciones de la política y el mejor lugar para aquellos futuros candidatos que quieren hacerse visibles de forma rápida. Y menos onerosa. Este, pareciera, es el caso de Martín Redrado, el economista que luego de pasar por el Banco Central saltó a la política y hoy coquetea con tener un cargo dentro del Frente Renovador, de Sergio Massa.
Quienes lo conocen aseguran que es un hombre con grandes capacidades. Sin embargo, no dejan de reconocer que su nombre comenzó a sonar muy fuerte cuando inició una relación con Luciana Salazar, la bomba sexual con quien, luego de tres años, culminó la historia de amor en medio de un escándalo. Esta semana, estalló la polémica cuando se dio a conocer una foto donde se vio a Redrado en Chile junto a su nueva pareja, Amalia Granata.
Pero, ¿le suma a Redrado en su carrera política este culebrón mediático? La empresa Polldata elaboró un informe para determinar en qué medida el triángulo amoroso había impactado en su imagen. Cuatro de cada diez entrevistados (39,5%) cambiaron en forma negativa su opinión sobre Redrado, el 12,2% la cambió en forma positiva, mientras que el porcentaje restante, el 48,3%, no varió su postura previa. Los resultados apuntaron a que los habitantes de la Ciudad tienen una mirada algo más benévola respecto a la situación, con un porcentaje menor de entrevistados que manifiestan haber cambiado para mal su opinión sobre el economista.
Se sabe: el nombre de Redrado no era tan conocido hasta hace unos años, cuando conoció a Salazar. Fue ella quien, desgarrada por la separación y el sueño trunco de ser madre, disparó munición gruesa contra él, asegurando el gusto del economista por los flashes y por la TV. “Necesita la foto pero también le hincha que lo estén siguiendo. Hay una situación de vanidad en él que es casi incontrolable. Hay algo medio adicto en tipos como él, que reniegan cuando los sigue una cámara, pero a la vez se sienten mal cuando no aparece”, cuenta a PERIFL alguien que lo conoce, y mucho.
Votos. “Cuando los políticos no son conocidos, estas situaciones los hacen populares y salen en programas que consume la gente que no sigue la política. De todas formas, esto no se traslada directamente a la intención de voto”, dice Mariel Fornoni, directora de Management and Fit.
Graciela Römer, socióloga y analista, coincide: “Redrado gana espacios. Tantas horas en los medios hacen que la gente termine hablando de él. Se transforma en un éxito político si se marida como un buen producto de rating. En un contexto donde la política en términos de representatividad dejó espacios vacíos ante la gente, la vida sentimental y privada de los candidatos atrae. Hoy, ante la crisis de confianza, todo ha sido suplido por la imagen, que es la que muchas veces está ligada al éxito. La gente, frente a este cuadro de descrédito, termina buscando atajos para la búsqueda de la cercanía política”.
Se trata de levantar el perfil. Eso piensa el analista político Sergio Berensztein. “Si Redrado quiere ser una competencia fuerte en Buenos Aires, debe mostrarse. El viene de una relación amorosa donde ya se insertó mediáticamente. Ahora continúa con ese perfil alto, casi como una constante en su gestión. De todas formas, la inserción mediática es condición necesaria, pero no suficiente, para ser un personaje competitivo electoralmente”.
La “redradomanía” según el massismo
El núcleo massista no vio con buenos ojos la mediática separación de Redrado y Salazar. La acusaciones de “maltrato” vertidas por ella generaron malestar no sólo en Massa, sino en su mujer, Malena Galmarini, quien levanta las banderas contra la violencia de género desde la gestión de Tigre.
Según publicó este diario a fines de agosto pasado, Galmarini y Massa evaluaron la repercusión de la pelea entre la modelo y el economista, y decidieron comenzar a apartarlo del equipo económico. Con la avanzada de Granata, el malestar se volvió más profundo. En una reunión reciente, un diputado le dijo a Massa: “Que se deje de mirar la bragueta y se ponga a hacer política”.
Una de las pruebas más palpables de que la sintonía entre Redrado y Massa no es la mejor es que, si bien el tigrense lo viene convocando a varios encuentros del área económica, a la hora de difundir la foto, Redrado no aparece entre colegas como los ex ministros Roberto Lavagna o Miguel Peirano.
Más allá de las futuras candidaturas, hoy Redrado no está del todo bien visto en el equipo económico de Massa. “Lavagna es como un poco el padre de este equipo y no coincide con los lineamientos generales de Redrado. Es otro estilo. Redrado tiene ese vedetismo que el resto no tiene, está más preocupado por cómo le sale el jopo que por hacer política”, explica a PERFIL una persona del entorno de Lavagna. Habrá que ver si, en este contexto, el economista tiene posibilidades de ocupar algún cargo el año próximo.