Tomar vino es un placer, una bondad de la que los argentinos estamos orgullosos, pero ahora también se puede transformar en una acción que ayude al medio ambiente con la implementación de ideas en favor de la sustentabilidad como el embazado en botella reutilizadas.
"Los recursos son escasos, los índices no dan, la contaminación no da o el cambio climático que a nosotros en la producción de vinos nos toca", explicó a este medio Andrés Ridois, socio fundador de Bodega Sin Reglas. Luego añadió: "Nosotros somos los accionadores, pero cada persona que me compra una caja vino, yo planto una planta".
Respecto a las dificultades que implica producir vinos sustentables Ridois aseveró que, "no es fácil en la Argentina porque no tenemos un sistema de logística hecho para eso". "Por ejemplo, lo primero que dijimos es cuál es la huella de carbono más grande que deja el vino: la producción de vidrio". Además, "hay muchos modelos de botellas y para hacer un proyecto necesitas canalizar, separar". "En este caso lo hicimos nosotros con una gente que se dedica al merado de vidrio secundario para las conservar y para la sidra".
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En la misma línea, detalló: "Hicimos un modelo, que era la que más conseguíamos, que era dentro de las buenas de las más económicas". "Las lavamos y después grabamos la serigrafía sobre la botella".
El costo económico puede ser mayor, pero sin dudas es una inversión pensando en la naturaleza y en los recursos. "Es mucho más barato comprar una nueva, ponerle etiqueta y tirarla". "Es más costo desde el punto de vista monetario, para nosotros, pero ganamos que no contaminamos", informó Ridois.
El consejo es tomar con moderación con una copa de agua al lado y, porque no, ahora también para plantar arboles.