China desplegó a las fuerzas armadas para rodear Taiwán, una isla de gobierno autónomo que la considera parte de su territorio.
Las maniobras estuvieron centradas en la vigilancia de preparación para el combate. El bloque de puertos y zonas claves así como el asalto de objetivos marítimos y terrestres.
Para el gigante asiático fue una severa advertencia a las fuerzas a las que considera separatistas en el atolón autónomo.
Taiwán, condenó los ejercicios y dijo que "envió fuerzas para defender su soberanía". Socavan gravemente la seguridad en la región indo pacífico y amenazan el orden internacional.
Estados Unidos condenó las maniobras y las calificó como un "movimiento injustificado y con riesgo de escalada".
Por su parte, la Unión Europea llamó a la moderación a todas las partes implicadas y pidió "evitar cualquier acción que pueda reforzar aún más, las tensiones en el estrecho de Taiwán.
Los despliegues tuvieron lugar pocos días después de que el presidente taiwanés que asumió en mayo, se comprometiera en un discurso, a resistir la anexión china.