Se conocieron recientemente los datos de desempleo. En el último año, Argentina vio crecer casi dos puntos la tasa de desempleo abierto pasó de aproximadamente nueve puntos a once pero en el conurbano bonaerense, que es la región de mayor concentración económica del país y poblacional, obviamente el desempleo ronda el 15 por ciento. Estamos en una situación muy crítica en términos de empleo.
Al mismo tiempo, el INDEC suministró datos sobre canasta de pobreza para cuatro personas en la zona metropolitana 60 mil pesos y la canasta indigencia 25 mil, con lo cual rápidamente dos conclusiones: jubilaciones y pensiones al salario mínimo vital y móvil, todos por debajo de la línea de indigencia, la línea del hambre. En tanto, el salario medio de la economía, el salario que más se repite e incluso un hogar que recibe dos salarios básicos más dos asignaciones universales, claramente por debajo de la línea de pobreza.
La situación no puede ser más crítica, la distribución del ingreso es horrorosa. Solo empeorará con respecto a la que observamos en enero del 2002, después de la experiencia de la convertibilidad. Hoy el 50 por ciento más pobres de la población se apropia del 30 por ciento del ingreso total y el 10 por ciento más rico del 33. Esa es la situación de distribución del ingreso que existe en Argentina realmente catastrófica.
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Por eso que la pregunta es: ¿Puede un país estragado social y económicamente después de Macri y la pandemia tener como objetivo central restaurar el equilibrio fiscal? ¿Puede plantearse como alternativa válida una política de déficit cero, de restablecer los equilibrios en los déficit gemelos que tanto pregona el Gobierno? ¿Puede ser una prioridad de política económica un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional frente a la degradación socioeconómica de toda la población? Yo creo que no.
Me parece que la economía argentina requiere salario, requiere jubilaciones, pensiones, requiere ingresos. Todo por sobre la inflación, la inflación de canasta básica ampliada, que es la verdadera inflación para el 60 por ciento vulnerable de la población es del 47 por ciento anual. Las paritarias que se conocen oscilan entre el 29 y el 35 por ciento, todas por debajo de la inflación. Por lo tanto, creo que vale la pena contestar esta pregunta: ¿Es la política que requiere la Argentina la del acuerdo con el Fondo Monetario, sabiendo que todos los acuerdos fueron mayor empobrecimiento y mayor inequidad distributiva?
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A nuestro juicio, de cómo se conteste esa pregunta dependerá la suerte electoral del oficialismo de cara a octubre del 2021. Ustedes imaginen que el 60 por ciento del voto del Frente de Todos proviene de hogares pobres o vulnerables, es decir que superan la línea de pobreza, pero por menos del 25 por ciento. Si eso fuera la condición socioeconómica sostenida en el tiempo, seguramente la respuesta es electoral se hará sentir en octubre del 2021 y eso sería un problema severo, ya no para los votantes del Frente de Todos, sino para el conjunto de la sociedad argentina, porque sabemos que lo que tienen enfrente es una coalición conservadora, prácticamente precivilizatoria.