En junio, en el reportaje de Martín Guzmán con Fontevecchia, el ministro afirmó que la Argentina con el peronismo en el Gobierno, tiene el control de la situación. Hoy, cuatro meses después, la pregunta es si el peronismo de verdad tiene el control de la situación. A ver, por un lado se podría decir que en medio de una pandemia y de una crisis económica única, es probable que ningún otro gobierno que no fuera peronista podría haber contenido mejor la angustia social. Más allá de que las herramientas económicas y sanitarias elegidas hayan sido las más adecuadas. Pero la pregunta de fondo es si esta alianza multi peronista e inédita que asignó en diciembre, es capaz de llevar adelante un plan político y económico de mediano y largo plazo.
Escuchen esto: hasta Alberto Fernández, los anteriores presidentes peronistas habían ejercido un poder hegemónico sobre el peronismo. Fue el caso de Perón, de Menem, de Duhalde, de Néstor y de Cristina Kirchner, en todos los casos, la gobernabilidad estuvo encarnada en un líder indiscutido en su frente interno.
Hubo dos mandatarios de origen peronista que no tuvieron ese poder hegemónico sobre el peronismo y no concluyeron sus mandatos. Fueron Cámpora, e Isabel. En ambos casos el poder estaba detrás del trono: era de Perón. Ahora bien, este gobierno es la suma de distintos peronismos. Alberto Fernández representa al peronismo más socialdemócrata, un peronismo más cercano al estilo español o portugués, mix de liberalismo económico acotado, progresismo cultural y utopía de Estado de bienestar. El massismo y el abanismo, se podrían decir, serían sus aliados más cercanos.
El segundo peronismo es el que aportó el mayor caudal de votos para llegar al poder. Es el cristinismo, es el peronismo más atípico, más setentista, digamos, con una líder más dogmática que pragmática, amiga de Cuba, de Maduro, de Evo Morales, Lula y de Correa, y poco apegada a la mitología peronista de la marchita y de la adoración a Perón.
El tercer peronismo que integra el oficialismo es el de los intendentes y gobernadores. Si bien entre ellos hay peronistas más cercanos a la socialdemocracia o el cristinismo, la mayoría son más conservadores y proteccionistas. Son ultra pragmático, pero seguro que se sentirían más cerca de líderes como Menem y Duhalde.
Pero la pregunta de fondo es si este frente multi peronista que agrupa por primera vez en un mismo gobierno a socialdemócratas, setentistas, liberales y conservadores y no tiene un liderazgo hegemónico, es capaz de lograr una síntesis novedosa para un momento único gracias a que le aporta más riqueza ideológica, diversidad, matices, llamémoslo así. O si al revés, la suma de contradicciones y debates internos le agrega alguna dificultad adicional e insalvable a la ya difícil tarea de gobernar la Argentina.