El fútbol argentino siempre fue un mercado deseado por los jugadores extranjeros. En su gran mayoría sudamericanos, dichos jugadores ven en el fútbol local un trampolín hacía Europa o inclusive como un paso adelante en sus carreras.
Sin embargo, el porcentaje de futbolistas extranjeros sigue siendo muy bajo en relación a otros países. Es que de los 5.000 jugadores del fútbol profesional en el país hay solamente 119 extranjeros que militan en equipos de la primera división y poco más en ligas menores.
En tanto, Argentina exporta aproximadamente 500 jugadores por año e importa un promedio de 10 a 12, por lo que la balanza comercial se inclina a nuestro favor. Además, para esta estadística también se tiene en cuenta a futbolistas que nacieron en el extranjero y luego vinieron al país, en su mayoría hijos de futbolistas argentinos que emigraron y luego volvieron al país.
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Un caso paradigmático fue el de Daniele De Rossi en Boca ya que el futbolista campeón del mundo en 2006 decidió finalizar su carrera jugando una temporada en el club por el cual simpatizaba. Con una situación económica que no ayuda, jugar en el fútbol argentino y sentir el apoyo de los hinchas es un valor agregado, casos como este dejan la esperanza vigente de ver jugadores y entrenadores de todo el mundo en nuestro país.