Hay más de un centenar de muertos. Irán promete una dura respuesta. Dos bombas estallaron mientras una multitud recordaba al general asesinado Qasem Soleimani en el cuarto aniversario de su muerte.
Las explosiones tuvieron lugar cerca de la mezquita donde se encuentra la tumba del fallecido, en la ciudad de Kermán, en el sur del país. Ambas detonaciones se produjeron con pocos minutos de diferencia.
Ocurrieron en un momento de gran tensión en Oriente Medio, un día después de que el número dos de Hamás, Saleh al Arouri, aliado de Irán, muriera en un ataque con dron en Beirut, que las autoridades libanesas atribuyeron a Israel.
El presidente iraní, Ebrahim Raisi, dijo que "los autores de este acto serán identificados y castigados". También el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, también prometió una "dura respuesta" para los culpables del ataque.
"Estados Unidos rechazó las sugerencias de que su aliado Israel o Washington estuvieran involucrados", señaló el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller.
El presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que el atentado en Irán fue "escandaloso por su crueldad y su cinismo".