La Flor de Barracas es uno de los bodegones más históricos de la ciudad, que nunca cerró sus puertas en sus 115 años de historia. Un motivo importante de que se mantenga con vida es gracias a tres empleados que formaron una cooperativa y hacen que siga en funcionamiento. Sin embargo, su futuro pende de un hilo, debido a la falta de acción estatal.
En diálogo con RePerfilAr, Victoria Oyhanarte, dueña del establecimiento, contó que ella "se los presta a los empleados", y que a cambio no les pide nada, ya que agradece el hecho de que la edificación tradicional de la ciudad pueda continuar atendiendo a sus fieles clientes.
Por su parte, Sixto "Pupi" Portillo, uno de los empleados que sostiene el negocio, aseguró que "hace un poco de todo". "Somos todos iguales, y tenemos que cumplir con lo que hay que hacer", agregó. Asimismo, subrayó que "a la gente le gusta ir a La Flor de Barracas", porque es antiguo, y "disfruta de estar ahí".
En esa línea, Victoria expresó que una de las tantas cosas linda que tiene trabajar en "La Flor de Barracas", "es que todo el tiempo se aparecen personas a agradecerles que el lugar siga funcionando porque les recuerda a su infancia".
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Sin embargo, no todo es color de rosa. Según manifestó la mujer, la edificación "tiene un gran perjuicio". Es que la propiedad también incluye el edificio que está sobre el antiguo bodegón, que se encuentra tomado desde hace unos años. "Está tomada arriba y eso repercute directamente abajo", explicó.
De tal manera, el usurpador de los pisos superiores, supone un riesgo para el futuro del emblemático bodegón. En ese sentido, Victoria Oyhanarte dijo que aunque lo habló con el ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad, aún no le dieron respuesta.
Para finalizar se preguntó: "¿Vamos a defender la locura de un extranjero, delincuente, que roba luz, que lucra en mi nombre, que vende drogas con una escuela en frente, y a pesar de todo eso se mantiene?".