A metros de la estación de Morón, y a pesar de la cantidad de contagios por la segunda ola de coronavirus, cientos de familias intentan enfrentar la crisis económica, montando ferias en las calles: “Lo hacemos para poder comer todos los días”, aseguran los vendedores ambulantes.
"Es horrible, aguantar los 40 grados de calor en verano, el frío en invierno, que algunas personas te traten mal y sean agresivas", explica otra feriante "Es muy feo y duro trabajar en la calle", refuerza.
Son más de 700 los manteros que cada día luchan por poder comer todos los días y seguir adelante. "Es tedioso, es trabajar de lo único que tenemos. Lo que pedimos es que nos dejen acá, para poder seguir sobreviviendo", aseguran.
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Pero la crisis no sólo es palpable en Morón. A lo largo y ancho de todo el conurbano bonaerense las ferias se multiplican, con miedo al contagio sanitario pero sobre todo a la crisis económica que el país afronta desde hace décadas.