Su nombre científico es Naegleria fowleri pero le llaman la “ameba come cerebros” o la “ameba asesina”. Aunque su nombre vulgar puede sonar curioso, esta semana se pudo confirmar que este parásito se cobró la vida de un niño de la localidad bonaerense de General Alvear. El chico sufrió cefaleas y vómitos después de nadar en una laguna de Vedia, cerca de Junín, además de fotofobia y sonofobia. Días después, murió.
Este ocurrió en febrero de 2017 pero los investigadores acaban de confirmar, después de más de un año de estudios, que fue la ameba “come cerebros” la que se cobró la vida del chico. La Sociedad Internacional de Enfermedades Infecciosas (ISID) informó que se trató del primer caso de meningoencefalitis amebiana primaria (MAP), una enfermedad causada por el parásito Naegleria fowleri, también conocido como la “ameba asesina” o “ameba come cerebros”.
“En Argentina nunca se vio. Fue el primer caso reportado y diagnosticado, aunque están empezando a aparecer”, dijo Sixto Raúl Costamagna, doctor en bioquímica y expresidente de la Asociación Parasitológica Argentina (APA), citado por El País. El especialista también cree que en los Esteros del Iberá también podría haber presencia de Naegleria, como en otras zonas del litoral argentino donde se da un clima húmedo y caliente.
La Naegleria fowleri nace en aguas dulces, templadas y estancadas, como lagos, lagunas, estanques, piscinas, aguas termales y canales de riego. Crece mejor a temperaturas altas hasta los 46|C y puede sobrevivir por períodos cortos a temperaturas más elevadas. La única forma en que la “ameba” entra al cuerpo es a través de la nariz. Posteriormente sube al cerebro y empieza a destruir el tejido cerebral.
Esta infección causa meningoencefalitis amebiana primaria, cuyos síntomas pueden ser similares a los de la meningitis bacterianas. En los siguientes días -entre 1 y 7- aparecen dolores de cabeza, sensibilidad a la luz (fotofobia), fiebre, náuseas o vómitos, rigidez en el cuello, confusión, falta de atención, pérdida de equilibro, convulsiones, y alucinaciones, entre otros.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos recomienda buscar atención médica cuando las personas que crean estar infectadas presentes fiebre, dolor de cabeza y vómitos, en particular si recientemente estuvieron nadando en agua dulce templada. La enfermedad no es contagiosa ni se contrae al beber agua contaminada.
“Si el cambio de clima hace que la provincia de Buenos Aires sea más calurosa que antes”, advierte Costamagna, “se dan las condiciones propicias para que desenquiste y encuentre la temperatura adecuada para desarrollarse. Si encima tiramos desechos, se juntan el hambre con las ganas de comer. El agua salada y los ríos no indican peligro porque es agua en movimiento”.
El especialista asegura que hay 30 especies de la Naegleria que viven libremente en la naturaleza, pero solo la fowleri tiene capacidad para actuar como parásito. Cuando la persona se tira en forma brusca al agua, la ameba se pega en las mucosas nasales y el camino desde allí al cerebro es apenas de unos milimetros. “El cerebro que es lo que a ella le gusta”, dice Costamagna. “Si estuviese en el agua se alimentaria de bacterias, pero en el cráneo se come el tejido cerebral”.
Tras confirmar la causa de muerte del chico de General Alvear, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires informó que se trató de un "caso esporádico" y pidió "no entrar en pánico", ya que no se trata de una epidemia. "Son casos aislados, esportádicos no hay un patrón de epidemiología de frecuencia en estos casos", explicó la directora del Hospital Abraham Piñero de Junín, Patricia Barisich. "Fue una rareza, pero lamentablemente le tocó a este nene en nuestra región".