Desde la famosa playa australiana de Bondi Beach hasta las calles de Nueva Delhi, las autoridades de toda Asia intensificaron esfuerzos para frenar la propagación del coronavirus, del que se registró una segunda ola de contagios en regiones en las que se creía que la pandemia estaba bajo control. Varios países restringieron drásticamente los desplazamientos mientras Malasia desplegó al ejército para imponer el confinamiento a su población y frenar el virus que ya afectó a 95.000 personas en la región, un tercio de las infecciones de todo el mundo.
Fuera de China, donde más de 80.000 personas se infectaron desde la aparición del primer caso del nuevo coronavirus en Wuhan el pasado diciembre, Corea del Sur es el país de Asia más castigado, con más de 8.500 casos. Pero mientras en China el número de infecciones fue decayendo en las últimas semanas, otros países registran aumentos considerables de infectados y la Organización Mundial de la Salud (OMS) instó a los países de la región a llevar a cabo una lucha "violenta" contra la epidemia, ante el temor de que acabe hundiendo unos sistemas de salud muy deficitarios.
En Australia, que cerró sus fronteras a los no residentes y a los extranjeros, se cuentan 1.300 casos en su territorio y el gobierno pidió a sus ciudadanos que eviten desplazarse dentro del país. La emblemática playa de Bondi Beach y otros lugares populares fueron cerrados al público después de que masas de bañistas ignoraron la orden gubernamental de prohibir grandes congregaciones de gente. Bares, casinos, cines y lugares de culto también quedarán cerrados hasta por seis meses a partir de lunes 23.
Video: Deutsche Welle
Pakistán, donde se reportan 5.600 casos, 646 infecciones confirmadas y 3 muertes, suspendió todos sus vuelos internacionales. Las autoridades de Sindh, la segunda provincia más poblada del país, ordenaron su confinamiento a partir de esta medianoche. En la vecina India, millones de ciudadanos fueron sometidos el domingo a un toque de queda nacional, de carácter experimental, para luchar contra la pandemia, que ya causó más de 13.500 muertos en todo el mundo. El país, de 1.300 millones de habitantes, aumentó los tests de detección y se cree que el número de casos, de 320 en la actualidad, estaría infravalorado.
Segunda oleada
En lugares donde parecía que la propagación estaba bajo control, las autoridades están haciendo frente a una segunda oleada de infecciones con el regreso de gente del extranjero. Singapur, por ejemplo, prohibió la entrada a visitantes de corta duración, después de que una ola de casos importados llevara a 432 el total de contagios, y los dos primeros muertos el sábado.
En Hong Kong, donde parecía que lo peor había pasado, el número de infectados casi se duplicó la semana pasada, tras el regreso de numerosas personas a este centro financiero asiático, mientras en Malasia ya había 1.306 casos, la mitad vinculados a una reunión internacional islámica el mes pasado, cuyos participantes regresaron después a Singapur e Indonesia con el virus.
DS