No sólo los estereotipos sociales del cuerpo perfecto provocan trastornos alimenticios como la bulimia y anorexia. Al menos, así lo deja evidenciado el hecho de que cada vez más niños de edades más cortas padezcan este tipo de patologías. Sucede que la falta de contención familiar, la poca presencia de los padres y el acceso sin control a Internet son algunos de los factores que también influyen en la propagación de la bulimia y la anorexia entre menores.
Pero también empieza a hablarse cada vez más del traslado de este tipo de trastornos de padres a hijos, aunque sea virtual. Así, según datos de la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (ALUBA), publicados por el diario La Mañana de Córdoba , hay chicos de entre 3 y 8 años que padecen algún grado de desorden alimenticio. En muchos de estos casos, el tratamiento de recuperación que imparten los especialistas está dirigido fundamentalmente a los padres.
“En general, es un problema que crece en los niños porque los padres cada vez les prestan menos atención”, explica a Perfil.com la doctora María Teresa Calabrese, psiquiatra y psicoanalista y , psicoendocrinóloga, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). Y explica que eso sucede sobre todo porque los padres “están menos ocupados en la familia y en los hijos, sino más ocupados en la adquisición de bienes”. Por eso, “trabajan todo el día, y ponen a los chicos a hacer miles de actividades al día”, ejemplifica la especialista. “Estos chicos se van criando solos, y les cuesta formar su propia personalidad, no pueden tener en cuenta sus propios deseos”, agrega Calabrese.
Según la especialista, este tipo de trastornos también se trasmite de padres a hijos, “porque las primeras identificaciones de los niños son con sus padres”. Por eso, cuando las mamás o papás padecen alguno de estos trastornos alimenticios, es muy fácil que los niños los adopten también. “Hay muchos papás también que persiguen a los chicos para que no coman, o compran toda comida light y nada saludable, o dejan la heladera vacía para que los chicos no coman a toda hora”, señala Calabrese.
Por otra parte, el directo de ALUBA Córdoba, en diálogo con La Mañana, Antonio Rearte, explicó que existen diversos factores que atentan contra la salud alimentaria de los más pequeños. “ La franja de edad es cada vez más baja y no por trastornos de imagen propia de los chicos, sino por el traspaso virtual de esta enfermedad desde sus padres, o bien por el excesivo cuidado de imagen que dan éstos a sus chicos. De esta manera, en la medida en que sean niños menores de 11 años a quienes se les diagnostica algún grado de trastorno alimenticio, el tratamiento y posterior seguimiento se practicará con los padres del menor y no necesariamente con los chicos”, señaló.
Por diversas razones, que están relacionadas principalmente a cuestiones psíquicas propias de la estructura mental de un niño menor de edad, “ningún chico de tres a ocho años puede presentar trastornos serios de imagen -causa más común que origina este tipo de enfermedad- sino que son los padres los responsables de su salud y alimentación”, agregó Rearte, que también mencionó el acceso irrestricto de los niños a internet como uno de los factores que inciden en la enfermedad, ya que hay muchas páginas que alientan estas enfermedades.
Consultado por Perfil.com, el coordinador general de ALUBA, Marcelo Bregua, explicó que el nombre adecuado a este tipo de trastornos en niños es “Trastorno de la conducta alimentaria de la infancia”, dentro de los cuales pueden encontrarse chicos que no comen nada de nada, chicos que comen un bocado y siguen jugando, otros que sólo comen comidas chatarras, y finalmente los comedores compulsivos.
“Estos niños no tienen la conciencia de qué es ser gordo, flaco, lindo o feo, tampoco pueden contar calorías. Lo que esos niños nos trasmiten es que algo está sucediendo, ya sea en casa, en el colegio, en el entorno. T ienen una dificultad en la comunicación afectiva, tienen miedo de hacerlo”, señala el especialista. Y asegura que hace 18 años, cuando comenzó a trabajar en ALUBA, habían sólo una o dos consultas por año de padres sobre sus hijos niños. “ Hoy hay al menos uno o dos papás en cada charla informativa que hacemos todos los lunes y jueves”, destaca Bregua.