SOCIEDAD
ESTE FIN DE SEMANA HUBO UNOS QUINCE EVENTOS

A una semana de Time Warp, sigue la venta de pastillas en fiestas electrónicas

Tras la tragedia de Costa Salguero, un equipo de PERFIL concurrió este sábado a una rave en un boliche de Palermo. Las “pastis” y otras drogas circulaban como siempre.

Sabado 23 de abril, 3 am. Una multitud baila al ritmo del DJ en un ambiente de luces y colores inspirados en Bollywood. Desde los altoparlantes dicen: “No a las drogas. No al alcohol. Consumamos respo
| Pablo Cuarterolo

Las luces de colores no se apagaron y la música electrónica sigue vigente. A una semana de la fiesta Time Warp, en Costa Salguero, que terminó con cinco jóvenes muertos y otros cinco internados en grave estado, un equipo de PERFIL concurrió este sábado a la madrugada a un boliche de Palermo para vivir desde adentro una rave, una de las tantas organizadas para este fin de semana.

Es uno de los locales de electrónica más frecuentados, y la fila para ingresar se extiende por más de una cuadra. La mayoría son conocedores del ambiente: entre opiniones sobre distintos DJs, las conversaciones rondan acerca del abanico de fiestas electrónicas que esa misma noche se celebran en distintos boliches de la Ciudad.

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Mientras espera para llegar a la puerta, una joven se guarda en la parte delantera de la calza dos cigarrillos de marihuana que le da su novio, para que no la descubran durante el cacheo. Delante de ella, el personal de seguridad rebota a un adolescente con documento falso. Los amigos se quejan. El patovica permanece implacable. Antes de entrar, una cámara graba a cada uno de los que ingresan, con DNI en mano. La chica del porro consigue ingresar.

Adentro, a las tres de la mañana, el boliche Crobar está lleno. Los juegos de luces iluminan una escenografía inspirada en Bollywood. De pronto, un mensaje a través de los parlantes invita a tomar conciencia de la tragedia ocurrida el fin de semana anterior. “Les informamos que cumplimos con todas las normas de seguridad. Digamos no a las drogas. No al alcohol. Consumamos responsablemente”, se escucha, y la multitud comienza a aplaudir eufórica. El recuerdo de la Time Warp aún está muy cerca.

“¿Habrá un puesto de prevención de drogas?”, pregunta una de las chicas a sus amigas. A pesar de su preocupación, unas horas después, otro joven que pasa por al lado de este equipo ofrece: “Tengo pastis...”, y sigue su camino. Algunos de quienes van a bailar consumen. Otros prefieren ni acercarse. En uno de los cubículos del baño de hombres, un joven aspira cocaína.

Transcurre el resto de la noche y la multitud baila sin parar todos los temas del DJ, mientras bailarines disfrazados distribuyen cotillón temático. El ambiente es de alegría general. Las principales denuncias de quienes asistieron a la Time Warp no se repiten en esta ocasión: en el boliche hay botellas de agua, que venden a 50 pesos en la barra. En los baños hay agua corriente y un patio externo permite salir a tomar aire.

Alrededor de las 4, los guardias sacan del lugar a un joven descompuesto. Otro grupo, en el patio, habla de lo que pasó en Costa Salguero. Hay drogas “como en cualquier otro lugar a la noche”, asegura Federico, uno de los jóvenes presentes. “En todos los boliches, en un recital o en bares hay gente que consume, depende de la persona, y no es algo exclusivo del ambiente de la música electrónica”, destaca.

La noche de la electrónica cumple un fin de semana más. Desde la tragedia de Time Warp, en las redes sociales de los boliches abundan los comentarios de quienes critican el consumo. “Si tenés más de veintipico y querés divertirte bien –léase, no necesitás de pastillitas felices que te hagan bailar–, éste no es tu lugar”, opina una chica en el muro de Facebook de uno de los sitios de electrónica más populares en el microcentro.