Alejandra Morales y Luis Niz se conocieron hace siete años, en la escuela de suboficiales de la Armada. Los presentó un amigo en común y al tiempo se pusieron de novios. Tenían fecha para casarse el 7 de diciembre pasado en Mar del Plata, donde vivían. Ya tenían todo listo: la reserva del salón, la torta, los pasajes para la luna de miel. Habían elegido Cuba, destino que Luis conoció destinado con la Fragata Libertad. En el ARA San Juan estaba asignado como cabo primero. “El fue mi primer novio oficial, conoció a toda mi familia y amigos, éramos muy compañeros, viajábamos, hacíamos de todo”, dice Alejandra.
Niz es uno de los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan, desaparecido desde el 15 de noviembre pasado, cuando estableció la última comunicación con la base, y desde entonces no se sabe nada de su paradero. “Para mí son fechas nada más. El dolor es constante, sea el día que sea. Pienso que no se va a superar hasta que no sepamos lo que pasó”, dice Alejandra, a días de que se cumpla el primer aniversario de la desaparición.
Ese día, como cada 15, los familiares de los tripulantes del submarino que esperan las novedades de la búsqueda harán una convocatoria en la Base Naval de Mar del Plata y luego participarán de un acto que realizará la Armada. El jueves pasado, a cumplirse un año de que la embarcación partiera del puerto de Ushuaia para regresar a la base de Mar del Plata, un grupo de ellos estuvo allí pidiendo porque la búsqueda, que actualmente lleva adelante la empresa Ocean Infinity, no se detenga (ver aparte).
“Siempre tengo en la cabeza el último audio que me mandó cuando salía de Ushuaia. Que ya nos íbamos a ver, que me amaba. Y lo que más me quedó es que me agradeció. Yo no entendía por qué, pero me dijo gracias por todo”, dice Alejandra, que se volvió a vivir a Tucumán con su mamá y su hermano. Sigue de licencia y con terapia. Sobre la búsqueda, dice sentirse confundida.
“Hasta que no me demuestren que el submarino está a tanta profundidad, voy a tener alguna esperanza. Me ayudan muchísimo mi familia, y amigos. Me abrazan siempre que lo necesito. No me preguntan nada, pero están y me acompañan”.
Alberto, papá de Niz, también sigue adelante como puede. Revisa las fotos de los logros de su hijo en la Armada que tiene colgadas en la pared de su casa. “Estoy orgulloso de mi hijo. Todavía lo sigo esperando”. Mucha gente lo visita y le habla del tema. Le hace bien. Al principio se enojó con la Armada, y no tuvo contacto durante varios meses. Cuando se hizo la presentación de la empresa Ocean Infinity logró hacer las preguntas que quería formular y empezó a recibir los informes todos los días.
Una pasión. “Con las nenas hablé bien sobre lo que pasó en diciembre, cuando armamos el arbolito de Navidad. La del medio, que tiene 8, me hizo algunas preguntas y se dio la conversación, ahí les pude contar lo que yo sentía y les dije que había que seguir teniéndolo presente, nombrarlo, recordarlo”, cuenta Paola Costantini, esposa de Celso Oscar Vallejos, suboficial segundo del submarino, oriundo de Chaco.
“Trato de que sigan su vida normal, con sus actividades, siempre apoyándolos”. Paola vive en Mar del Plata con sus tres hijos, de 12, 8 y 2 años. “Se despidió como siempre, no hubo nada raro, cuando hablamos estando él en Ushuaia ya me había comprado el regalo de cumpleaños, que es el 3 de diciembre, y los regalos para los chicos. Siempre digo que si él hubiera sabido o presentido algo no se subía”, sostiene.
El submarino era su pasión. Meterse fue una decisión para poder estar todos juntos en Mar del Plata, porque cuando están en los barcos los trasladan cada cinco años. La única manera de quedarse acá era ser submarinista, y cuando se subió al submarino vio que era lo que realmente quería. Siempre lo defendía”, agrega.
Con ella se comunicó un ex marino norteamericano al poco tiempo de la desaparición de la nave para mandarles regalos a los hijos de los tripulantes. Desde entonces, le llegan mensajes por redes sociales de todas partes del mundo. Desde Suecia, una mujer le envió de regalo un cuadro del submarino. Para el Día de la Madre, una taza. Y otra vez, un reloj con la cara de su marido. “Se siente el afecto, la gente a su manera busca estar”.
Seguir los pasos. “Gracias a mi hermano logré conocer el submarino con mis dos hijas y mi marido. Ahí Morena, mi nena mayor, que tiene 14 años, nos dijo que quería ser submarinista. El le dijo que sí, y le contaba que en el ARA San Juan había una sola mujer. Ella era muy apegada al tío. El se sorprendió mucho y le decía que la escuela no era fácil, que en los entrenamientos se tiran al mar de madrugada en pleno invierno”, cuenta Isabel, hermana de Daniel Alejandro Polo, tripulante jujeño y cabo primero del ARA San Juan.
“Saber que estamos próximos al 15 es como un déjà vu. Hay días que no quiero que llegue. El tiempo pasa y no lo podemos parar. En lo personal, Alejandro era mi compadre. Al principio tenía mucha expectativa en la búsqueda del Ocean Infinity, pero fue disminuyendo por razones obvias. No tenemos ninguna respuesta. Espero que en un futuro no muy lejano sepamos qué pasó con ellos, que es en definitiva lo que estamos pidiendo”, agrega, con un dejo de esperanza.
Familiares en alerta por la búsqueda suspendida. A pocos días de cumplirse un año de la última comunicación que el submarino ARA San Juan tuvo con la base de Mar del Plata, adonde se dirigía luego de haber partido desde el puerto de Ushuaia, los familiares de los tripulantes se muestran preocupados por la decisión de suspender hasta febrero la búsqueda que se está llevando actualmente.
“En pocos días se realizará el abandono de la búsqueda del submarino y también de nuestros padres, hijos, esposos y hermanos. Estamos convencidos de que la búsqueda se realizó de forma insuficiente y nadie puede asegurarnos que si el buque contratado se va ahora vuelva alguna vez. La promesa de que volverá en febrero no la creemos y tenemos motivos para hacerlo dado que Ocean Infinity intentó suspender la búsqueda antes de los sesenta días, incumpliendo el contrato firmado con el gobierno nacional”, manifestaron en un comunicado.
Según se informó el viernes, la empresa suspenderá la búsqueda el próximo jueves, para llevar el buque a Sudáfrica a repararlo. El Seabed Constructor “tiene que entrar a dique seco por revisiones que estaban programadas. Ellos tienen interés en seguir buscando y nos propusieron volver en febrero, cosa que estamos evaluando”, afirmó el ministro de Defensa, Oscar Aguad, en declaraciones al diario La Nación.