El boom oriental hace furor en uno de los barrios más tradicionales de la Ciudad. Arroz taisan, yamaní, snack de pescado, bebida de maní y de cereal junto a colgantes de peces de colores que representan la abundancia, lámparas rojas, fuentes con agua y colgantes de feng shui. La lista sigue y es bien variada. Todos los derivados de la cultura y la filosofía oriental están condensados en seis cuadras del denominado Barrio Chino en el corazón de Belgrano, donde turistas y porteños no paran de circular con ojos curiosos.
Se calcula que, por fin de semana, pasean unas 40 mil personas por el barrio y alrededor de 300 mil lo visitan mensualmente. Cuando PERFIL trató de indagar sobre el movimiento económico, fue imposible obtener una respuesta. ¿Qué convoca a tanta gente? En los últimos seis años, el China Town se convirtió en un punto turístico fuerte para residentes porteños, de la provincia e incluso extranjeros de diversas nacionalidades.
El “barrio” pasó de tener diez comercios en 2003 a casi cien en 2009. “Desde que vinieron acá, hay más seguridad. Los chinos le pagan a la Policía para que patrulle todo el día”, comenta Luis, un jubilado que vive desde hace unos diez años en Belgrano. Según los datos de la Cámara de Autoservicios y Supermercados Propiedad de Residentes Chinos (Casrech), en 2003 había 20 mil inmigrantes chinos en la Ciudad y hoy hay 64 mil, sin contar los 16 mil taiwaneses, muchos de los cuales tienen negocios en esas pocas cuadras comprendidas en Arribeños entre Juramento y Olazábal y calles aledañas. Pero cada vez son más los locales con ideogramas en sus vidrieras, la movida comercial oriental está en plena expansión y ya se acerca hasta Monroe y la Avenida del Libertador. Incluso, según la cámara, los valores de las propiedades aumentaron.
La nota completa, en la edición impresa del Diario Perfil.