SOCIEDAD

Batalla legal por un polista en estado vegetativo desde 2010

Los padres y la esposa de Ignacio Ballesteros se disputan el lugar de la rehabilitación. Fotos. Galería de fotos

Gisela La Menza con Ignacio Ballesteros.
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El polista Ignacio Ballesteros es cordobés, tiene 33 años y se encuentra en estado vegetativo desde diciembre de 2010, tras sufrir un accidente con un caballo en San Antonio de Areco. Quedó así tan sólo ocho meses después de haber contraído matrimonio con la doctora rosarina Gisela La Menza.

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Desde el momento del accidente, sus padres y su esposa se disputan el lugar donde debe continuar su rehabilitación, si en Córdoba o Rosario. Ahora la pelea llegó a la Corte Suprema, que definió que la justicia de Rosario será la que decida su destino. 

 

Después del accidente, Ballesteros estuvo internado un mes en el Hospital Austral. Luego, lo internaron en el FLENI pero a los siete meses le dieron el alta y le indicaron internación domiciliaria.

 

"Con Nacho vivíamos medio año en Inglaterra y medio año en el campo, en Duggan, entonces me mudé a Rosario para que pudiéramos tener atención a domicilio", contó La Menza en diálogo con Perfil.com. "En nuestra casa, Nacho tenía un equipo de catorce profesionales y había empezado a mejorar", afirmó.

 

Hasta ese momento, los padres de Ignacio iban a visitarlo los viernes y los sábados. Pero La Menza, que estuvo seis años de novia con él antes de casarse, nunca se llevó bien con ellos. "Me denigraron siempre por ser de un nivel social distinto; decían que yo estaba con Nacho sólo por interés económico".

 

El polista cordobés supo hacer negocios millonarios con caballos en Inglaterra y tenía inversiones inmobiliarias. Según La Menza, su suegro (Eduardo Ballesteros, presidente de la Sociedad Rural de Córdoba) empezó a tener una serie de conductas violentas después del accidente.

 

"Eduardo me agredió a mí y también agredió físicamente a mi hermana. Mandó carta documento a todo el mundo y me amenzó de muerte. Me dijo que me iba a hacer arañar el asfalto, tengo a un enfermero de testigo", indicó a este portal.

 

La versión de los padres de Ignacio es otra. Ellos denunciaron malos tratos y desatención por parte de su pareja y pidieron a la justicia de Córdoba que interviniera. Así, el juez cordobés Ricardo Bustos Fierro ordenó el 11 de junio el traslado por la fuerza pública del paciente a Córdoba.

 

"Los derechos de Ignacio están siendo totalmente vulnerados", sostuvo Eduardo Ballesteros en diálogo con Clarín. El padre de Ignacio dijo que sólo le importa la salud de su hijo. "Tenemos que hacer  todo lo que podamos hacer para que se recupere. Me parece insólito todo esto", afirmó.

 

Además, dijo que la Justicia Penal de Córdoba está investigando "los malos tratos que sufrió su hijo", al tiempo que adelantó que denunciará a la joven por supuesto “abuso deshonesto, en base a elementos que encontramos y hemos documentado”.

 

La ley establece que es la cónyuge, Gisela La Menza, la que debe decidir sobre el tratamiento y su domicilio. El abogado de La Menza, Froilán Ravena, sostuvo que el objetivo que persiguen los padres sería el de “administrar los bienes de su hijo, cuando el Código Civil le asigna esa potestad a la cónyuge”.  

 

La Corte Suprema, que se pronunció esta semana sobre el caso, dijo que la medida cautelar dictada por el juez de Córdoba "importó una grave e indebida interferencia en el trámite de la causa iniciada ante la justicia de Rosario, en virtud de carecer de competencia en razón de la persona, de la materia y del territorio".

 

La Menza declara que ahora se siente más tranquila. "Este juez me conoce y conoce a Nacho", dijo. "Estuve mucho tiempo indefensa porque en Córdoba esta gente se movía como quería", dijo La Menza. "Nacho siempre tuvo una relación distante con sus padres. Ellos viven en Córdoba y nosotros no, así que no los veíamos mucho", dice.

 

Respecto de la situación de salud de su marido, comenta: "Es un cuadro muy dificil pero todavia hay esperanzas de que pueda mejorar. Mientras estuvo en casa, habíamos conseguido mejorías en la comunicación a través de sus manos, logramos que no use la traqueotomoía y que empiece a comer".

  

Según el informe médico, el deportista se encuentra en “estado vegetativo de mínima conciencia” y necesita atención constante.