SOCIEDAD

Burundanga, la droga que anula la voluntad

Los expertos, divididos entre el mito y la realidad. La droga de la que se empieza a hablar en el país.

El floripondio, la planta de la que se extrae la droga conocida como "Burundanga". Fuente: La voz
|

Los médicos y expertos no logran ponerse de acuerdo sobre la droga que empieza a dar que hablar en nuestro país. Mientras algunos aseguran que los efectos que se le atribuyen son exagerados, otros advierten de su extrema peligrosidad si se la utiliza con fines delictivos.

El desacuerdo se centra en la imposibilidad de detectar la droga en las presuntas víctimas. Al parecer, su detección es más que compleja, por lo que muchas veces no se puede saber con certeza si la víctima fue drogada o no.

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Pero mientras aquí se la considera prácticamente un mito, en países como Colombia, en el que la droga tiene una amplia trayectoria, ya se elaboran instructivos acerca de cómo protegerse en caso de ser envenenado. Su singularidad –es una sustancia incolora, inodora e insípida– y su efecto inmediato –tarda como máximo cinco minutos en hacer efecto– convierten a la droga en un arma delictiva en potencia. 

Se la utiliza para la comisión de delitos conocidos como “de sumisión química”: robos y agresiones sexuales (en menor medida). El efecto inmediato es la anulación de la voluntad de la persona atacada, que puede ser manipulada por el agresor a su conveniencia. Tras desaparecer el efecto, que puede llegar a durar hasta un máximo de dos horas, la víctima pierde la memoria del momento en que estuvo drogada, lo que dificulta la posterior persecución del delito. 

El narcótico se puede sumnistrar mediante vía oral, inhalatoria o cutánea, lo que amplia aún más su potencial delictivo. La forma de impregnar a la víctima con la droga es diversa: mediante un abrazo, un beso, una bebida o incluso un soplido. También diluida en perfumes, o rociada en comida y billetes.

Pero el uso delictivo es sólo uno de los posibles. Otro es el recreacional que se le da en la noche, más concretamente en las pistas de baile. En ese ámbito, la droga deja su nombre ordinario para adquirir su nombre científico, mucho más atractivo de cara a los consumidores: escopolamina. Su uso desmedido en este sentido puede llegar a causar delirio o parálisis e incluso, en última instancia, la muerte.

Aún hay que esperar para conocer la incidencia real de esta droga en nuestro país. Lo cierto es que se trata de una amenaza grave, que ya sufren muchos otros países del entorno sudamericano.