SOCIEDAD
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Cada vez hay más fans de la comida “viva”, cruda y lenta

El life food, corriente gastronómico-filosófica derivada del crudivorismo, sólo admite vegetales orgánicos sin cocción y recién “cosechados”. Además, no requiere el consumo de gas o electricidad.

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| Diario Perfil

Si de ahorro de energía se trata, la comida viva o “life food” lo promueve en todos sus aspectos. Comer “vivo” redirecciona la energía que antes se perdía en la digestión de alimentos y al comer crudo, no se necesita gas o electricidad para el proceso, por lo tanto evita emanaciones de más calor hacia la atmósfera.

Esta tendencia gastronómico-filosófica se afirma en una corriente de alimentación derivada del crudivorismo o raw food, vegetariana y sin cocción, impulsada a principios de los 60 por médicos naturistas.

La misma utiliza alimentos en su punto nutricional óptimo: frutas y verduras de estación orgánicas, semillas “activadas” o brotadas, frutas secas, fermentos y brotes recién cortados para procesar y beber tragos desintoxicantes de clorofila pura. Un estilo de vida ralentizado, que va de la mano de la slow life (vida lenta) y la slow food, enemiga acérrima del fast food.

“La comida cocida le da mucho trabajo al cuerpo, deja demasiados residuos y la cocción rompe las enzimas que son proteínas, que sirven para la digestión”, afirmó la doctora Liliana Estrin, médica clínica, cardióloga e investigadora del Conicet; también graduada en acupuntura, macrobiótica y estudiosa de la medicina tibetana, que trabaja con los sistemas energéticos del cuerpo.

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