El cuento de la niña con la caperuza roja es uno de los más conocidos universalmente. No siempre ella fue ingenua, incluso en una de las primeras versiones la niña advierte que quien está en la cama no es su abuela, le dice que tiene que ir al bosque a hacer pis o caca (según las traducciones) y así evita ser devorada por el lobo. Perrault, en el siglo XVII, aporta una carga sexual a la historia, que servía como advertencia sobre los peligros de la promiscuidad. Pero, los hermanos Grimm la eliminaron para que el cuento fuera aceptado en la sociedad victoriana del siglo XIX y la heroína pasó a ser la encarnación de la inocencia. El siglo XX sacó a Caperucita de los bosques europeos, la llevó a las ciudades y la enfrentó con lobos muy particulares. Hay cientos de versiones y adaptaciones de la historia que trascendieron libros y llegaron a las historietas, el cine, los dibujos animados, la publicidad…