Cualquiera podría pensar que la carga emotiva que implica ser "hijas de" habilitaría la ausencia de críticas, la distancia en el relato. Pero en Castelo, diario de un ironista, Carla y Daniela Castelo, las hijas de Adolfo, escriben sin prejuicios la primera biografía sobre su padre: "Es la historia de un hombre desde que nace hasta que muere. Es la historia contada por sus hijas con la ternura y el cuidado que le dimos pero también sin censura".
- Perfil.com: ¿Cuándo empezaron a pensar que podían escribir un libro sobre Castelo?
Carla Castelo: En el verano de 2010, cuando empezaba el año. Decidimos un poco antes, cerca de fin de año, que queríamos hacerlo, lo presentamos en Sudamericana y en enero de 2010 empezamos a escribir el primer capítulo en un hotel de Villa Gesell.
El primer paso para desandar esta historia fue contactar a Anselmo Marini, hombre de radio por excelencia y compañero de Castelo en la infancia y adolescencia, como puntapié para iniciar la búsqueda. "Mi hermana se acordaba de muchas anécdotas familiares también, era como una gitana que se sentaba a relatarme la vida de la familia", recuerda Carla a Daniela, que falleció el último 2 de febrero víctima de un Accidente Cerebro Vascular.
- ¿Qué es lo que te sorprendió en esta búsqueda?
- La caja de herramientas. La llevaba para todos lados, cuando ya era grande, era muy divertido.
La "caja de herramientas" era una suerte de maletín donde el conductor guardaba, para ocasiones especiales, un par de juguetes sexuales: "Para una hija puede ser raro eso pero me parecía genial que una persona grande hiciera eso y lo compartiera con los amigos".
- ¿Qué posiciones políticas crees que tendría hoy día?
Creo que por las conversaciones que hemos tenido con Daniela y papá durante años, yo podría decir que sería un kirchnerista crítico. Se fijaría donde está el error y haría ironías sobre eso, no sería un militante. Entre nosotros había coincidencias generales. Mi hermana era más trotskista, yo me hice peronista hace un tiempo y soy súper kirchnerista en este momento. Pero con sus matices, Daniela iba a votar a Cristina y creo que papá estaría de acuerdo con varias de las cosas que hizo este gobierno y por supuesto metería el dedo porque esa era su profesión también.
Durante la presentación del libro un café de Las Cañitas, el periodista Orlando Barone resaltó la sinceridad del libro, la sinceridad de la familia Castelo: “El libro no tiene concesiones, Castelo se las hace solas: sus debilidades eran mucho menores al lado de sus virtudes. De pronto hablamos de la amante, de la caja de herramientas, algunas peleas que tuvo. Me parece que en este punto, no pensamos en una biografía light donde papá quede bien todo el tiempo”. De hecho, la propia Carla resume la línea rectora de la biografía: “Es la historia de un hombre que se esforzó enormemente para llegar a donde llegó, que se hizo famoso a los 47 años y que disfrutó de la vida porque era un bon vivant, hizo lo que quizo y vivió hasta el final”.
- ¿Cuál es el legado que dejó?
- Un pensamiento interesante sobre el humor, la transgresión sin crueldad, como decía él. Le parecía mal que en los programas se maltrataba a la gente o se los maltrataba en las bromas. El humor debía tener ideología. Tenía esa sutileza para hacer una pregunta difícil sin ofenderte. Mi papá no era ofensivo y quizás eso no lo encuentro en los medios ahora. Hay grandes de la radio pero mi viejo tenía esa forma de marcar el horror que no ofendía, era constructivo.
- ¿Ves a alguien que haya encarnado parte de lo que hizo?
No veo a nadie, creo que se han repartido la herencia entre varios. Pensá que Pasando revista todavía lo están haciendo. Hay marcas registradas de mi viejo que quedaron para siempre en la televisión y en la radio pero con mi hermana siempre veíamos que el que estaba creciendo periodísticamente muchísimo - y que podía tener esta clase de sutilezas - era Matías Martin. Nosotras, por lo que veíamos en Vertigo y en algunas de sus entrevistas, decíamos acá hay un tipo que puede ser un periodista interesante.