El sushi se convirtió en una de las modas culinarias más fuertes y persistentes que haya conocido el país.
Surgió hace más de una década como algo exclusivo y exótico, pero el plato no tardó en popularizarse y así, pensando que todavía era sólo cosa de pocos, los que lo comían ya eran muchos. La situación no podía durar y la moda tuvo que sincerarse.
Surgieron entonces las cadenas con precios más o menos accesibles, el sushi se instaló como favorito entre los envíos a domicilio y ya no hubo nadie que no lo hubiese probado al menos una vez.
Ahora el asunto ha dado un último paso, una última forma de popularización: la versión más criolla, más “argenta” del sushi.
Rolls con dulce de membrillo y batata, cubiertos de pan rallado frito, como una milanesa, con salsa criolla, o con lomo y chimichurri. Estos son los ejemplos más extremos del esfuerzo general por adaptar el plato japonés al "paladar argentino".