La creciente urbanización y destrucción del medio ambiente creó la tendencia cada vez más fuerte de buscar una alternativa para preservar la naturaleza. Las ecoaldeas no son simplemente espacios verdes, sino que se convirtieron en una nueva filosofía de vida que tienen como eje central la permacultura, un término que surgió en la década de los setenta y que constituye un desarrollo, mantenimiento y preservación de hábitats aptos para sostener la vida.
A sólo 110 km de la Capital Federal, en la localidad de Navarro, se encuentra Gaia, la primera experiencia de ecovilla que se instaló en Buenos Aires. Silvia Balado y Gustavo Ramírez crearon la Asociación Civil Gaia en 1992 y fueron los encargados de llevar esta iniciativa a una práctica concreta en 1996 con la compra de los terrenos.
“Surgió después de muchos años de activismo ecológico, decidimos tener un lugar donde podamos desarrollar todos estos proyectos y actividades de vida sustentable, aplicarlos en la práctica y transmitirlos a la mayor cantidad de gente posible”, cuenta Silvia Balado.
En Gaia viven aproximadamente veinte personas de la Asociación que se encargan de llevar adelante todas las actividades como la bioconstrucción, la agricultura natural, la implementación de un sistema autónomo de energía y también dan cursos para apoyar a otros proyectos que se inician. Las visitas al público se dan los fines de semana y reciben entre 50 y 100 personas por día.
Otra experiencia naturista es Eco Yoga Park, un proyecto que se lleva adelante en General Rodríguez por el Instituto Superior de Estudios Védicos (ISEV) desde 1999. Suhami tiene 32 años, forma parte de la ecoaldea desde sus inicios y hoy es el encargado de coordinar las distintas actividades del parque donde viven entre 30 y 50 personas en comunidad.
“El lugar está orientado a difundir la filosofía de la India, a experimentar la paz y armonía del Hatha Yoga. Es una filosofía que está relacionada con la búsqueda de estar siempre en armonía con la mente, con un control interno que abarca todos los componentes de la vida”, sostiene Suhami.
Meditación, Yoga, charlas de filosofía y psicología oriental, cursos y documentales sobre vegetarianismo son algunas de las actividades abiertas al público que ofrece el parque. “el 90 por ciento de lo que se come proviene de nuestras huertas. Ofrecemos una dieta basada en productos orgánicos para que el que quiera venir pueda experimentar la diferencia de alimentarse de lo que da la tierra sin químicos”, explica Suhami.
La Ciudad de Buenos Aires también tiene su propia ecoaldea y se trata de Velatropa, una comunidad instalada en Ciudad Universitaria en el territorio donde iba a ser otro pabellón de la Universidad de Buenos Aires. “Velatropa es un parque natural y un centro de experimentación que busca formas alternativas de encarar nuestro rol en el Planeta”, cuenta Andrea Nieto Rico, una colombiana que integra la aldea desde hace tres meses junto a su hija.
Lo distintivo de esta comunidad es que no es permanente, si no que sus miembros van rotando y son, generalmente extranjeros. Además, recibe diariamente la visita de curiosos que se interesan por descubrir esta naturaleza oculta. “La idea del proyecto es que todos tengan su propia experiencia, aprender las distintas técnicas de la permacultura, el reciclaje, la bioconstrucción y la vida en comunidad, y así reproducirlas por el resto del mundo”, concluye Andrea.
(*) Especial para Perfil.com