Le resultó emocionante –más allá de las diferencias y los aciertos– verse retratado en televisión, después de 24 años de realizar un trabajo no del todo políticamente correcto: cine porno. Al día siguiente del estreno de Condicionados, lo llamaron de todos lados. “¡Es igual a vos!”, le dijeron en relación a Oscar Martínez, quien personifica este unitario haciendo de Diky Cocker, director de películas triple X.
“Al comienzo lo vi un poco exagerado, pero las posturas, su forma de fumar mientras dirige una escena, las tomaron de mí”, dice a PERFIL Víctor Maytland, el director de cine porno más importante del país. Hace unos meses, Maytland fue convocado por productores del Pol-ka, quienes le pidieron asesoramiento sobre la industria porno nacional, y hasta le ofrecieron participar de un capítulo como rival de Dicky.
Maytland es, ante todo, un apasiondo del séptimo arte. Viene, dice, de la militancia, y del cine más profundo, pero por elección, terminó haciendo porno. “Fui meritorio de la Hora de los hornos, la película de Pino Solanas”, cuenta este hombre, que en los años de plomo tuvo que virar hacia el cine de humor. Hizo algunas comedias del estilo de Gerardo Sofovich pero no le fue bien. Hasta que le tocó hacer un film en el que contaba la historia de una pareja que fantaseaba con ser swinger (una práctica totalmente transgresora para la época) y asistían a un campo nudista para conseguirlo.
Estando de viaje en Estados Unidos, un amigo le dijo: “Están filmando una porno, ¿querés ir a ver?”. Y Maytland fue. “Me encontré con una productora increíble tipo Cuatro Cabezas en Los Angeles”. El bichito del cine condicionado había picado en este director.
Antes de empezar su primera película, se contactó con un productor que luego se asustó y lo dejó sin un peso. La hizo igual, sin nada, con un cámara y un par de actores, a los que les prometió doble paga luego de avisarles que no podría darles su sueldo a tiempo. “No me equivoqué –dice ahora orgulloso–, un mes después había superado diez veces lo invertido”. Aquella primera experiencia se llamo Las tortugas pinjas, hoy considerado un clásico del porno nacional. “Mi intención no era calentar sino divertir”, acota Maytland, quien ya lleva filmadas más de doscientas películas.