Está todo listo: las luces de colores, las cintas y el lugar despejado. Suena el reggaetón y salen a bailar. Pero no se trata de una clase convencional: son niñas desde los tres años en adelante –y algún varón que se va sumando– que toman clases de baile tipo zumba, la actividad que revolucionó los gimnasios y las academias porque combina entrenamiento con baile basado en ritmos latinos. Creada a fines de los 90 por un colombiano, Alberto Pérez, la disciplina que se denomina así se practica en 185 países, pero aquí gana en adeptos entre los más chicos.
“Es óptimo para todas las edades: las clases son divertidas, dinámicas y se hace ejercicio casi sin darse cuenta”, dice Andrea Verónica Martínez, instructora, psicóloga social y acompañante terapéutica, que da clases para niños solos o que comparten con sus padres. Divididos por edades –de 3 a 6 años, y de 7 a 11–, también hay una variante aún más original, para bebés que van con un adulto y hacen una clase donde la estimulación es lo más importante. “Gana popularidad porque es una actividad también ideal para ser mixta. En nuestro país, donde de a poco se caen las barreras de que ‘el fútbol es para los varones y las danzas son para las nenas’, acá no importa el género: es inclusivo ciento por ciento”, dice.
Puede ser el mismo reggaetón que suena en todos lados, un merengue o salsa: todo sirve para ausentar la rigidez. “En la estructura de la clase se busca poder incorporar información cultural, por ejemplo al aprender una coreografía de salsa, se busca su lugar de procedencia, dónde se encuentra el país del cual proviene y los colores de su bandera. Se hace un trabajo de investigación del origen del ritmo”, aporta Martínez, que tiene su estudio en Villa Urquiza, y un varón en su grupo de los más chicos.
Disfrutar. Yamila (9) toma clases tres tardes por semana en un club de Barracas. “Para mí, es bailar con libertad, solo lo que una quiere”, cuenta. En las clases infantiles, el baile y el ejercicio se mezclan con juegos y actividades.
Romina Samelnik es directora de las academias de bailes Stamp Dance (para adultos) y Foco Danza (para niños), en Palermo. Aunque aclara que en su escuela no dan el método conocido como zumba, sí enfatiza que en las clases para las más “peques” –como las llama– y las más grandes los movimientos siguen a la música y la coreografía. “Para los chicos, el baile es fundamental. No solo ayuda a la motricidad y la coordinación; sino que también es hermoso que puedan crecer acompañados de la música y del arte. Aquí logran desinhibirse, sacar sus miedos y vergüenzas afuera”, asegura la experta.
Beneficios y recaudos. Patricia Jáuregui, médica pediatra especializada en Medicina del Deporte y secretaria del Comité de Medicina del Deporte del Niño y Adolescente de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), considera que “la actividad produce beneficios cardiovasculares y musculares si se practica regularmente, dos a tres veces por semana, ya que durante la práctica se gasta energía”, explica. “Los mayores beneficios los notarán los niños y adolescentes sedentarios o con actividad física insuficiente”, aclara, y agrega que “si el objetivo es perder peso, debe estar acompañado de un plan de alimentación adecuado al niño o al adolescente, no es suficiente la actividad física. Desde la SAP sostenemos que cuando los chicos van a realizar una actividad siempre deben tener un control físico anual de crecimiento y desarrollo, solo un niño que tenga actualizado su control de salud puede hacer una actividad física”, asegura la médica.
Moverse desde la cuna. Algo novedoso y poco explorado es el zumba para bebés desde su nacimiento. Sol Mariné es profesora de Educación Física y en una búsqueda personal como docente y mamá, conoció esa opción, que busca estimular “la música, los juegos y el compartir” entre bebés de 0 a 3 años y algún adulto que lo acompañe. Mariné fue la primera del país en capacitarse –lo hizo en Miami– y fundó Zumbini Argentina. Los talleres que dicta duran 45 minutos, y el cupo máximo es de doce bebés. Los padres tienen una clase de prueba previa al inicio del taller. “Zumbini permite mejorar la estimulación motriz, sensorial, social, cognitiva y emocional de los bebés, es impresionante verlos interactuar y divertirse; y que los padres se permitan compartir un rato con sus hijo es maravilloso”, cuenta la instructora.
Darío Micillo, director de Fitway Consultoría y Educación en Fitness, asegura que los beneficios del baile en los chicos son muchos: primero, “generar un estilo de vida saludable y un disfrute del ejercicio, tan necesario en una población sedentaria y atraída por las computadoras y la tecnología como la de hoy”. Los adultos, asegura, son los principales responsables de darles ese ejemplo con sus propias conductas: “los padres, docentes y adultos que rodean a los chicos en general, tienen que demostrarles la importancia de disfrutar una vida sana y activa, porque ellos nos observan y copian todos los días”.
Atener en cuenta
La actividad produce beneficios cardiovasculares y musculares si se practica regularmente, dos a tres veces por semana, ya que durante la práctica se gasta energía.
Los mayores beneficios los notarán los niños y adolescentes sedentarios o con actividad física insuficiente, aseguran los expertos.
La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) sugiere que cuando los chicos vayan a realizar una actividad, siempre deben tener un control físico anual de crecimiento y desarrollo, solo un niño que tenga actualizado su control de salud puede hacer una actividad física.