Una mañana que debía ser de celebración terminó en preocupación para las familias del Instituto Sagrado Corazón de Oliva. Los estudiantes de 6° año estaban listos para iniciar su viaje de egresados a Bariloche, pero los planes se desmoronaron cuando los choferes que debían conducirlos dieron positivo en un test de alcoholemia realizado antes de salir de la Terminal.
La intervención comenzó a pedido de los padres, quienes solicitaron a la Municipalidad que agentes de tránsito efectuaran controles antes del ascenso de los chicos. Al realizar el test, el resultado indicó presencia de alcohol en sangre y los conductores fueron multados de inmediato. “Fue la jefa de Tránsito y se les hizo un segundo test que volvió a dar positivo”, explicó el secretario de Gobierno local, César Salvatori. Tras esa confirmación, la jueza de Faltas retuvo las licencias, emitió una orden de inhabilitación y aplicó una multa cercana a los 800 mil pesos.
En medio de la incertidumbre, las familias informaron la situación a la empresa Flecha Bus, responsable del servicio. La compañía envió otra unidad con dos nuevos choferes, quienes también debían ser sometidos a controles antes de iniciar el viaje. Para sorpresa de todos, el test inicial volvió a arrojar resultados positivos. Ante la posibilidad de un error técnico, se repitió la prueba: el director del colegio, padre de uno de los egresados y abstemio, fue testeado como referencia y obtuvo 0. “Evidentemente los equipos funcionan”, señalaron desde el municipio.
Horas más tarde, y ya con la intervención de la Policía Caminera, se repitió el control con otros dispositivos. Esta vez, los dos choferes de reemplazo dieron negativo. Con ese resultado validado, la delegación del Sagrado Corazón finalmente pudo iniciar el viaje rumbo a Bariloche después de una larga espera. Según trascendió, los registros positivos tanto de los primeros choferes como de los reemplazantes correspondían a valores apenas por encima de 0, pero aun así suficientes para impedirles conducir un transporte de pasajeros.