Es como un concierto, pero el escenario no es en un teatro, sino una sala de reuniones de la oficina. Y los músicos no son músicos, sino compañeros de trabajo. Se trata, por caso, de una especie de orquesta empresaria, dirigida nada más y nada menos que por un músico del teatro Colón. ¿El objetivo? Utilizar la música como una herramienta para incentivar a los empleados de una empresa a vincularse, integrar equipos, resolver problemas y tener creatividad desde su propio puesto.
“La idea es utilizar la música y la luthería como capacitación empresaria en el área de recursos humanos, y demostrarles que trabajar en equipo es como tocar en una orquesta: cada uno desde su rol aporta lo suyo para lograr una misma sintonía, si un solo instrumento sale de ella, no hay orquesta. Lo importante de esto es que todos, desde el líder para abajo, sepan escuchar a los demás para estar en la misma sintonía”, explica a Perfil.com Jorge de la Vega, Primer Flauta Solista de la Orquesta Estable del Teatro Colón de Buenos Aires y director de este tipo de capacitación empresaria, que de a poco va abriéndose paso en las compañías. Y agrega: “La idea es incentivar la actividad grupal, utilizando el arte. Es mostrar desde la cocina de una orquesta sinfónica lo importante de la unidad del grupo para lograr un objetivo común”.
La capacitación para personal empresarial tiene distintas facetas bien divertidas. Primero, los empleados deben crear su propio instrumento. “Ellos desarrollan sus instrumentos, que son de percusión, de viento y de cuerda, con material que nosotros les entregamos y que son de rápido armado”, explica de la Vega, presidente de Jorge de la Vega Producciones . El paso siguiente es aprender a tocar un ritmo o una melodía, y por último, tocar junto al resto de sus compañeros, tratando de mantener la misma sintonía. “Aprenden a tocarlo aun sin saber nada de música, porque lo que les enseñamos son cosas muy sencillas que les da posibilidad de tocar un ritmo o melodía. Primero lo hacen ellos solos, luego deben hacerlo todos juntos, una tarea que implica escucharse y escuchar a los demás”, agrega.
Los curiosos instrumentos. De viento, de percusión y hasta de cuerda, los instrumentos que cada participante de la capacitación se construye son nada más y nada menos que creaciones del propio De la Vega, pensados, precisamente, para que sean fácil de armar y con materiales y nombres de los más curiosos. El “metalófono”, por ejemplo, es un instrumento de percusión hecho con tubos de aluminio; aunque también está el “bidonchelo”, una especie de violonchelo, pero hecho con un bidón de agua; eso sin dejar de lado un sikus creado con tubos de PBC.
(*) redactora de Perfil.com