La tragedia ferroviaria de Once, en la que murieron 51 personas, puede repetirse bajo tierra. Eso es lo que denuncian los delegados y operarios de los subterráneos porteños, que en diálogo con Perfil.com describieron el pésimo estado de los vehículos. La empresa desmiente las fallas. “Si fuera como ellos dicen, tendríamos accidentes todos los días”, se defienden.
Irregularidades. Este portal recorrió, junto a gerentes y delegados, instalaciones del subterráneo. Hasta hoy, sólo el sindicato del subte, la AGTSyP, esboza más de 200 denuncias por irregularidades y precariedad laboral. “Estamos todos en peligro, los usuarios y los trabajadores”, sostuvo Claudio Dellecarbonara, delegado de la línea B, antes de abrir las puertas del taller Rancagua, en estación Lacroze.
Goteras sobre cables de 300 volts que generan chispas cerca de materiales inflamables; transformadores de alta tensión que se inundan con la lluvia; trenes con fallas en los frenos. Esas son algunas de postales que se ven bajo tierra. “Si pudiera, no viajaría ni en subte ni en tren. Es una bomba de tiempo. Si todavía no pasó lo de Once fue por arte de magia”, dijo. “En lo que sí invierte la empresa, es en cámaras de seguridad para controlarnos”, enfatizó Dellecarbonara.
“Cuando llueve hay que pasar con cuidado, porque se electrifica todo”, se sinceró un trabajador, frente a un portón que en días de lluvia recibe agua pasada por cables pelados. “Así está todo, con materiales desgastados y trenes obsoletos”, dijo un mecánico.
Los operarios se ríen cuando escuchan que funcionarios hablan de trenes que son nuevos. “¿Nuevos? son del año ‘73”, ironizó un operario de la línea B. “¿Vos te comprarías un coche del año ‘73 para usar todos los días?”. En los talleres de la línea C, que une Retiro con Constitución, reflejan un panorama aún peor. “El 80% de toda la mecánica es obsoleta y presenta fallas por falta de mantenimiento”, explicaron.
La réplica. El paisaje cambia abruptamente en el Puesto Central de Operaciones (PCO), donde en un salón con alta tecnología, Metrovías recibió a Perfil.com. Lejos de las filtraciones y los cables pelados, se monitorean las líneas B, D y E. “Si hay alguna falla, se le corta la corriente al coche con un clic”, dice Ricardo García, el jefe del PCO.
Las líneas A, C y H no están incluidas en el sistema de seguridad Automatic Train Protection (ATP), pero tienen otros sistemas “que también son seguros”, dice García. “En este aspecto estamos al nivel de Tokio o Londres”, señala. El gerente de mantenimiento, Eduardo Zerbo, aclara: “Las fallas existen pero son menores, no afectan la seguridad del usuario y trabajamos diariamente para mejorarlas . Desde que llegamos redujimos las averías de 69 a 8 cada cien mil kilómetros”.
Martín Kunik, politólogo especialista en urbanismo, ensaya una solución para Perfil.com. “El transporte necesita de economías de escala. Sería interesante crear una agencia metropolitana que integre subtes, colectivos y trenes, para abaratar costos, mejorar los servicios y redistribuir excedentes focalizándose en la demanda”. Enfatiza en el concepto de integración, como antítesis de lo que sucede en la realidad.
(*) Especial para Perfil.com