Conforme pasan las horas trascienden detalles que hablan de un desastre anunciado en el edificio de Mendoza y Triunvirato que se derrumbó ayer por la tarde en Villa Urquiza. Las grietas en paredes y pisos que había provocado la obra en construcción lindera eran tan importantes, que como ejemplo vale señalar que el personal del gimnasia pedía a los usuarios no ducharse en el lugar, porque el agua se filtraba al piso inferior.
Pero hay más, ayer por la tarde el "zarandeo" del edificio, a causa de las pesadas maquinas de la obra en construcción, era de tal magnitud que Pablo Galli, el dueño del gimnasio, decidió cerrar por algunas horas el lugar ante la evidente sensación de peligro. Incluso algunos testigos comentaban anoche que en uno de los dos locales de indumentaria de la planta baja, el propietario cuando llegó a la mañana se encontró con un problema en la puerta: estaba fuera de escuadra y resultaba prácticamente imposible abrirla. A tono con lo que se venía viviendo en el edificio, el comerciante decidió no trabajar durante la jornada y eso lo salvó del dramático momento vivido por quienes estaban en el lugar.