Durante la corriente década del siglo XXI, se impone la convicción de que hay media docena de
textos evangélicos idóneos que orientan hacia el Jesús histórico y abren camino hacia su contexto
judeohelenístico:
los cuatro evangelios canónicos, el llamado Documento Q y el Evangelio gnóstico de Tomá.
Lo dicho
exige dar razones de la relegación –salvo excepciones– que sufrieron
los testimonios gnósticos en el estudio de los orígenes cristianos y de su actual importancia.
La desacreditación de estos documentos, para los estudiosos y para el lector común, obedece a
un doble prejuicio doctrinal de origen religioso y a un tercero de naturaleza intelectual.
En primer lugar,
al hecho de que la corriente intracristiana que creó la noción de herejía y combatió a los
herejes –técnicamente llamada “heresiología”– se construyó
sistemática e ininterrumpidamente durante dos siglos y medio –desde Justino de Roma hasta
Epifanio de Salamina, pasando por Ireneo de Lión–. Un aparato formidable de polémica y
refutación contra los adversarios incriminados que ha influido a toda la historia de la Iglesia. El
hallazgo en el Alto Egipto en 1945 de la biblioteca de Nag Hammadi conteniendo más de cincuenta
escritos gnósticos directos en copto cambia la situación.
El preconcepto modernista, en cambio, se debe al equívoco de considerar que las fuentes
escritas cronológicamente más antiguas son las mejores, sin advertirse que lo importante para la
investigación de un documento es captar la significación pero, sobre todo, la intencionalidad que
lo constituye. En este plano, la indagación histórico-crítica y fenomenológica van unidas,
lo que permite que el investigador se aproxime plausiblemente a la autonomía del dato, libre de
enfoques unilaterales y parciales. Así los testimonios cristianos antiguos, canónicos y no
canónicos, y los judíos y paganos colaboran entre sí para lograr representaciones verosímiles de
los hechos reales, cuyos protagonistas fueron los primeros cristianos seguidores de Jesús el
Nazareno.
*Investigador superior del Conicet y director del Centro de Investigaciones en Filosofía e
Historia de las Religiones de la UAJFKennedy. Coeditor de la Biblioteca de Nag Hammadi en
castellano. Ha publicado recientemente Jesús el Nazareno y los primeros cristianos: un
enfoque desde la historia y la fenomenología de las religiones, Lumen, Buenos Aires,
2006.