Los empleados que conocen el proceso de tratamiento de basura aseguran que el/los asesino/s de Angeles podrían haber cometido el crimen perfecto haciendo desaparecer el cuerpo. Uno de los elementos que exponen para explicar esta teoría es que hay dos tipos de camiones recolectores de residuos circulando por la ciudad. Unos, con carga trasera, que en la jerga llaman “cola de pato”, que compactan la basura que recogen. Los otros, de carga lateral, toman la basura de los contenedores sin comprimirla.
Además, en la ciudad de Buenos Aires se recolectan cerca de seis mil toneladas de basura diarias. De ese total, 1.500 son escombros.
Las 4.500 toneladas restantes son trasladadas en 109 camiones que las distribuyen en las tres plantas compactadoras de residuos que hay en Capital, en partes iguales: una está ubicada en Pompeya, otra en Flores y la tercera en Colegiales (que corresponde al barrio donde habría sido asesinada la joven). Esta última es la única que envía sus 53 camiones hacia la planta de tratamiento biológico mecánico (MTB, por sus siglas en inglés) de la Ceamse en José León Suárez. En esta planta, inaugurada a principios de este año, trabajan 140 personas, y se encarga de la separación y la reducción de residuos secos y húmedos, para determinar cuáles son reciclables. De las 1.500 toneladas que llegan en los 53 camiones a José León Suárez, 500 van directo al relleno sanitario. Las mil restantes, transportadas en 36 camiones, son las que se someten al sistema de tratamiento de basura.
Esto quiere decir que, teniendo en cuenta todos los camiones recolectores de la Ciudad, si el cuerpo de Angeles hubiera caído en uno de los 73 camiones que no pasan por la planta de José León Suárez, el cadáver de la joven habría ido directamente al relleno sanitario, y encontrarlo habría resultado casi imposible.