Con el éxito, el café pendiente va por más. Luego de casi dos meses de instalado en el país ya se sumaron más de cien cafeterías, que ofrecen la posibilidad de que los clientes dejen pago un café y que alguien sin recursos lo aproveche.
Ahora, quienes llevan a cabo el proyecto sumaron otras actividades solidarias, como juntar comidas y abrigo para quienes están en situación de calle. Y más: el sueño de la organizadora, Sol Verdier, es que pronto se pueda lograr una “comida pendiente”. Por eso ya agregan algo sólido para acompañar el café, como un alfajor, tostadas o galletitas, para que se convierta en un desayuno o merienda y no solamente en una infusión. “La idea sería que si una persona que está en situación de calle no tiene nada para comer pueda acercarse a un bar y sentarse a comer como un cliente normal”. Cree que “si funciona con un café, no es improbable que pueda funcionar con una porción de pizza”.
Sol Verdier es una diseñadora gráfica de 25 años, creadora de la ONG Un Café Pendiente en la Argentina, iniciativa originada en Italia en 2008, a la que ya se sumaron decenas de personas en distintos países del mundo como España, México, Colombia y Costa Rica.
A partir de la publicación de un cuento de Tonino Guerra, Verdier pensó que podía ser una buena idea: “Leí el texto, vi las fotos y pensé que sería bueno que existiera un proyecto así, como una expresión más de solidaridad”.
Las confiterías que adhieren se identifican con un cartel naranja con la forma de una taza en la puerta. En Córdoba capital y en Río Cuarto los bares están obligados a participar por decretos de ambas municipalidades. La iniciativa también se realiza en Santa Fe y Rosario, y se prevé que se sumen más.
Eliana Amolio, encargada del Café La Perinocha, de San Telmo, el primero en sumarse, cuenta que cuando llegó la propuesta les pareció fantástica. “Es muy piola que personas en situación de pobreza o de calle busquen su café, y que tengan la posibilidad de sentarse junto a gente que pueden pagarlo”, analiza. En total les dejaron unos diez cafés pendientes desde que arrancaron.
Sobre la posibilidad de que los bares no otorguen el café pagado Verdier responde que no se busca ganar dinero: “Es pura solidaridad lo que nos motiva”, remata.