Los vecinos de Parque Leloir, un barrio elegante inmerso en una “zona ecológica” de Ituzaingó, están divididos por un plan de seguridad que prevé el cierre parcial de calles para dificultar el ingreso y egreso de posibles delincuentes. La reiteración de robos es motivo de preocupación, pero no todos están de acuerdo con la idea.
A fines del año pasado, un grupo de vecinos se reunió en una plazoleta del barrio alarmado por una serie de hechos violentos registrados en la zona. Se realizaron varias asambleas con el objetivo de sumar nuevas medidas de seguridad a las existentes. Los cercos electrificados, el sistema de alarma o las cámaras de seguridad que habían instalado en los últimos meses no parecían suficientes.
En junio pasado, la intendencia abrió un Registro de Oposición a la Ordenanza Nº 2.013 (aprobada en 2007 pero nunca reglamentada), que habilitaba la colocación de obstáculos en las calles (por ejemplo, maceteros que dificulten el paso de vehículos). El plazo para oponerse a la medida venció el miércoles 6 de agosto pasado. Para que la ordenanza quedara sin efecto, el 30% del total del Parque debía firmar el registro. Pero nada de eso ocurrió.
Desde esa fecha, el vecino que lo crea conveniente puede instalar un cantero en este barrio típico del oeste del Conurbano donde, entre otras personalidades, residen Moria Casán, Hugo Moyano y Carlos “el Indio” Solari.
El padre del proyecto. El precursor del plan e integrante de la Comisión de Seguridad del barrio, Néstor Verri, contó: “De las tres mil familias que conforman el Parque, sólo se pronunciaron 67 con su firma por la negativa. La respuesta del barrio fue favorable”.
En contra de la Comisión de Seguridad se encuentran los vecinos representados por Parque Leloir Asociación Civil (PLAC). Boris Zuzek, vicepresidente de la ONG, alertó que por un “bloqueo virtual” no se alcanzó el número de firmas necesarias. “Te pedían como requisito la ridiculez de dejar una fotocopia del título de propiedad para decir: ‘Yo no quiero que cambie nada’. Los vecinos nos manifestaban que no sabían quién se iba a quedar con ese papel, y además el registro no era un libro sino hojas sueltas que no sabíamos adónde irían a parar, si se contaban o no, por eso lo llamamos un virtual bloqueo. Fue poco serio”.
Con la oficialización de la medida, la división entre los vecinos a favor y en contra de la normativa se agudizó. “Esto se ha convertido en una guerra entre Capuletos y Montescos por unos inocentes maceteros”, dice a PERFIL Virginia Márquez, miembro de la Comisión de Seguridad. Desde la otra vereda coinciden en ese punto: “Esto ha dividido al barrio completamente”.
Carlos Romano, miembro de PLAC, opina: “Hacer fronteras es dividir, es discriminar y tomar distancia, lo que se torna más agresivo y nos convierte a nosotros en delincuentes porque nos estamos olvidando del otro. Acá hubo gente que el año pasado, preocupada por la inseguridad, habló de cerrar el Parque, de poner bloques, y esto después derivó en los maceteros. Lo que quieren implementar es un cierre progresivo del parque. Nos quieren diferenciar de los otros barrios y somos iguales”. Por su parte, el impulsor del proyecto recoge el guante y destaca que “hoy nos tildan de elitistas, pero el objetivo es aportar un granito de arena para dificultar el egreso de delincuentes”.
El secretario de Gobierno de Ituzaingó, Alfredo Almeida, explicó en diálogo con PERFIL: “Parque Leloir es parte de Argentina, por lo que no está exento de la inseguridad. La Municipalidad aceptó el pedido de los vecinos de reductores de velocidad, y ahora aquel que quiere instalarlos (por los maceteros) podrá hacerlo”.
El debate superó al mismísimo barrio. La presidenta de la asociación Madres y Familiares de Víctimas, Alicia Angiono, que vive en zona oeste dijo: “Si cierran Parque Leloir deben cerrar cada barrio del partido de Ituzaingó, porque tenemos el mismo derecho que ellos”.
Verri reconoce que necesita de los opositores para implementar la medida: “Debería hacerse a través de PLAC, que es el organismo que tiene personería jurídica, que se puede encargar de recolectar el dinero y llevar la contabilidad. Si no es así, yo no creo que esto funcione”. La vecina Márquez, a favor de los canteros, enfatiza: “Sea lo que sea, hay que tomar alguna medida para dificultar el camino a los ladrones”.