SOCIEDAD

El comisario Tobar denunció la connivencia de los Ale y la policía tucumana

Declaró en el juicio por la desaparición de Marita Verón. Las pistas falsas.

Susana Trimarco, madre de Marita, durante el juicio.
| Telam

La declaración del comisario Jorge Tobar en el juicio oral y público que se sigue por la desaparición de Marita Verón, puso al descubierto la estrecha relación que existía entre la policía tucumana y Rubén La Chancha Ale y sumó datos que comprometen  aún  más la situación procesal de los imputados.

A la vez también dio detalles escalofriantes a los tormentos que fueron sometidas las víctimas de trata que vieron a la joven tucumana en los prostíbulos de La Rioja.

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Jorge Tobar se sumo de oficio  a la  investigación de la causa desde un comienzo por la estrecha relación que lo unía al padre de Marita, Daniel Verón, a quien conocía desde su época de adolescente y fue el encargado de llevar adelante los operativos policiales donde fueron detenidos los principales involucrados. Su declaración fue calificada como clave por los abogados de la querella, que se mostraron satisfechos por lo dicho, aunque todavía queda  mucho por revelar, ya que se espera que su declaración continué hasta el jueves entrada la noche.go

La vendieron por $2.000. Durante su relato, Tobar contó que se entrevistó con una prostituta de nombre Silvia que le reveló que Marita Verdón había sido levantada de la terminal por el proxeneta Gustavo Iñigo que después de tenerla dos días en cautiverio en un aguantadero la vendió a la madama riojana  Lidia Medina,  por $2.000.

Lamentó no poder haber convencida a Silvia de llevar su testimonio a la justicia y contó que cuando la busco para que colaborara con la causa, la prostituta que trabajaba por la zona del parque 9 de julio se la había tragado la tierra.

Pistas falsas. “Apenas conocimos el testimonio de Silvia, decidimos con Daniel Verón ir a buscar a Marita en La Rioja, pero a los fines de demorar nuestra partida nos plantaron una pista falsa”, puntualizo Tobar.
Según contó .por esos días el comisario Víctor Hugo Lisandro de la Brigada de Investigaciones, que llevaba a cabo una investigación paralela, le informó que  tenían el dato que Marita podía estar en los cañaverales del Chañar. Ante esa posibilidad decidieron postergar el viaje a La Rioja y  se abocaron a la búsqueda en el Chañar.

“No tardamos en darnos cuenta que nos habían plantado una piat falsa, porque ni yo volando con el aladelta motrorizado, ni el adiestrador de perros pudimos dar con Marita. Después deduje que se había tratado de una maniobra distractora para alejarnos de la pista de La Rioja”.

Extraña Relación. Una vez decidido el viaje a La Rioja, según contó Tobar, Daniel Verón salió en busca de recursos para poder llevarlo adelante. Grande fue  su sorpresa cuando se enteró que Rubén La Chancha Ale había puesto a disposición una trafic con chofer para que se realice el viaje.

“Daniel Verón me dijo que Ale había hablado como si fuese un subalterno con el jefe de investigaciones, Victor Hugo Lisandro, que en menos de una hora se hizo presente en el lugar y puso a disposición de Ale una comisión policial. Esa situación no me gusto nada y me negué a ir”.

"Luego cuando ya estaba formalmente al frente de la causa, revisando las actos, descubro que en ese viaje a La Rioja, los policías de la Brigada habían encontrado en las wiskerias riojanas, chicas privadas de su libertad, a la que jamás auxiliaron, ni dieron intervención para que interviniera y las librara. Lo que me llamó profundamente la atención”.

Víctimas de la trata. Durante su relato, Tobar hizo referencia a las entrevistas que mantuvo con distintas victimas de la trata que habían visto a Marita Verón en los prostíbulos riojanos. Pero se detuvo en el encuentro que tuvo con Andrea R (testigo protegida), una joven misionera que fue sometida a aberrantes tratos durante su cautiverio. 

Según Tobar Andrea le contó que Marita era la mujer del Chenga y que tenía un hijo con él. Y que durante los ochos de cautiverio en manos de la madama  Lidia Medina fue sometida a un trato extremadamente cruel: “Me mostró una herida que tenía en la pierna, producto de un disparo que le habían hecho una vez que quiso escapar. Según me contó, para sacarle la bala, Lidia Medina y el Chenga la ataron a una cama y sin anestesie en medio de estremecedor dolor procedieron a extraerla”.

(*) especial para Perfil.com