En la lucha. Hebe de Bonafini estuvo siempre en la primera línea de las Madres, tanto en la dictadura como a partir de 1983, con la democracia. Pero en 1980 dudó, por la difícil experiencia interna que vivió el organismo.
Una sola vez, muchos años antes –quizá muchísimos años si el tiempo se midiera no por el calendario sino por los cambios producidos en las Madres–, habían estado a punto de dividirse tras una crisis que, según algunas de ellas, pudo haber significado la liquidación temprana del grupo. Fue a comienzos de 1980, todavía bajo la dictadura, y cuando aún no se avizoraba el fin del terror.
Aquel momento quedaría grabado en muchas madres como la crisis más profunda padecida por el movimiento, y algunas volverían a recordarlo en esta instancia, como antecedente de las nuevas vicisitudes y conflictos. El hecho, sin embargo, fue celosamente silenciado por casi todas las protagonistas, e incluso, aún hoy, hay quienes preferirían que no se recordara.
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