“Hay gente que nació para los negocios, yo para los reclamos. Esto ya viene de una historia familiar. Pero no esperaba comprar un departamento y que se cayera el edificio. Es el colmo”, dice Mónica Nizzardo, (45 años). Y se ríe, se lo toma con calma, pese a que no podrá mudarse al departamento de 70.000 dólares recién comprado en el fatídico edificio de Bartolomé Mitre 1232.
“Ya pasó el momento de los nervios, las puteadas. Ahora tengo la esperanza de recuperarlo todo”, expresa la maestra de música, teatro y francés, pero mucho más conocida en los medios por ser, junto al abogado Mariano Bergés, la titular de la ONG Salvemos el fútbol, uno de las instituciones que más viene luchando contra la violencia en el fútbol y los excesos en la AFA.
Mónica, soltera, se iba a mudar esta semana o a lo sumo el próximo fin de semana al inmueble que escrituró hace apenas 17 días. Solo le faltaba instalar unos zócalos para su nuevo piso flotante. “Mi preocupación era dónde poner el placard... Ahora estoy preocupada por otras cosas... ¡Tengo que leer sobre legislación en las construcciones!”, explica riéndose.
Es que, acostumbrada a litigar contra clubes y la AFA, Nizzardo llamó el sábado a su abogado, el mismo Bergés, y en pocas horas querellaron penalmente a la constructora, al arquitecto y, como si fuera poco, a funcionarios del gobierno porteño para reclamar un resarcimiento. "Vamos a ir a fondo. Esto no fue casualidad. Acá hay más negocio que cuidado a los vecinos. Y no hay controles", dispara en dirección a Mauricio Macri.
No obstante, el Ministerio de Desarrollo Social porteño, a cargo de la futura vicejefa María Eugenia Vidal, prometió una ayuda de 8.000 pesos a cada damnificado o grupo familiar para que estos días puedan pagarse un alojamiento. Nizzardo fue entrevistada ayer por una funcionaria. Le tomaron sus datos para saber su estado.
Por fortuna, estos días la docente está durmiendo en las oficinas de la reconocida ONG en el centro porteño. Por eso dice que “ve a la familias que no tienen dónde dormir. Yo por suerte tengo otro lugar, tuve suerte”. Igual se lamenta porque, además, adentro del departamento le quedaron un somier, una computadora y un lavarropas y una TV que "por suerte es usada", precisa.
Mala noticia. “El sábado a la mañana llevé cosas, a la tarde me fui y me enteré por TV. Me llamó mi mamá y me dijo: "escuchá la dirección". Llegué y no lo podía creer", recuerda Nizzardo. Aunque lo que más duele era el origen del dinero para adquirir este departamento.
“Era plata de la sucesión de mi viejo, la división de los bienes con mi hermano, que llevó mucho años, y de mis ahorros en los 22 años de enseñanza. Es ahorro y laburo de mis viejos en un taller, de la poesía, ahorros nuestros en fin”, enumera. Igual insiste en que "va a recuperar todo". Empieza así para ella otro duro partido en los juzgados y las oficinas del gobierno porteño, donde ya ha transitado numerosas veces.
