Julio Barrientos nació en la Estancia San Ramón en 1942 y, desde hace décadas, vive en Villa La Angostura. Su padre era encargado de mantenimiento y su madre lavaba la ropa de la casa principal. Tanto él como los peones, sabían hablar el “araucano” o lengua mapuche, castellano y alemán.
San Ramón es una vasta estancia ubicada a 35 km de Bariloche, a metros de la ruta 23. Perteneció al principado alemán de Schauburg Lippe y en 1914 albergó a Wilhelm Canaris y tripulantes del buque alemán Dresden que sobrevivió al combate con la flota inglesa en las islas Malvinas durante la Primera Guerra Mundial.
En los años '40, la estancia pasó a manos de la familia Lahusen, fuertemente vinculada al nazismo. Los especialistas aseguran que en esa estancia se habrían albergado los jerarcas nazis escapados de Alemania después de la II Guerra Mundial. Entre ellos, señalan algunos, habría estado Adolf Hitler.
“En San Ramón había distintas clases de gente .Estaban los peones, con apellidos araucanos, el mayordomo de la estancia y el dueño, Eduardo Lahussen, que nunca estaba .Me acuerdo cuando empecé a tener uso de razón que venían chicos jóvenes, muy jóvenes a trabajar en la estancia. Por el 48 más o menos. Eran alemanes que no sabían hablar nada de castellano, que venían de la guerra", cuenta Barrientos. "Entonces como teníamos que convivir aprendíamos alemán”, recuerda.
Los jóvenes se quedaban un tiempo, alrededor de un año y luego se iban. “Venían de a uno o dos. Tenían uniforme. En mí casa quedaron capotes, birretes y yo llegué a usar las botas de ellos que mi papá les compraba”, detalla.
De la gente que pasaba por la estancia, Barrientos recuerda también ver “unos hombres pelados, sin uniforme, con traje y sombrero, usando un solo anteojo”.
Sobre la supuesta vinculación entre San Ramón y la mansión Inalco, Barrientos dice que se enteró de la existencia de Inalco cuando se mudó a La Angostura.
Inalco, la "Casa de Hitler". “Hay mucha gente que vino antes de la guerra y empezó a armar esta red de capitales alemanes. En la zona había un rejunte de gente. No es extraño pensar que Hitler se pudo haber escondido aquí”, señala Odette Dub, miembro de la Comisión Municipal de Patrimonio Histórico de Villa La Angostura, quien vivió desde muy joven en Bariloche y estuvo en contacto con gran parte de la sociedad alemana de esa ciudad cordillerana. Su ex suegro fue cónsul alemán en Bariloche durante 27 años.
“Conozco a todos los alemanes que andaban dando vueltas y no se te cruzaba pensar en qué andaban. Después con el libro de Burnside empecé asociar muchas cosas que yo viví y que pasaban al lado mío", asegura. "Me llamó la atención que de nuestra generación ninguno haya seguido con lo que era del padre. Creo que lo que hicieron fue despilfarrar porque era plata dulce. Iban a los mejores colegios, tenían propiedades importantísimas, vivieron como que el dinero no era propio”, opina.
En 1970, Dub y su marido compraron la casa del psiquiatra alemán Mariano Barilari en el barrio Belgrano de Bariloche, donde se habría hospedado Joseph Mengele, el médico nazi conocido como el “Ángel de la muerte”. La casa, señala Dub, tenía algunos detalles extraños: “Tenía rejas, cuando en Bariloche no conocíamos las rejas, las paredes eran grises y el cuarto de la mucama lo había transformado en un escritorio que tenía una puerta interior con una llave especial". "La puerta estaba forrada con una especie de galvanizado. Algo guardaba ahí con mucho celo”, ejemplifica.
Odette recuerda la compañía Seladana, de capitales alemanes, que tenía varias empresas vinculadas. “Yo los conocí, venían a esquiar en invierno y todos los hijos de esta gente esquiaban conmigo, éramos todos amigos. Jamás se me ocurrió pensar la vinculación”, apunta. En La Angostura asegura que había varias familias alemanas e incluso algunas tenían propiedades en otros lugares, como Córdoba.
En Bariloche la comunidad alemana era importante. Dub recuerda que Erich Priebke era un vecino conocido y que “nunca escondió su pasado porque para él nunca fue de la Gestapo y recibió ordenes”.
(*) Desde Vila La Angostura. Especial para Perfil.com