“Sin previa no hay salida. Cambiamos de casa, pero lo importante es poder tomar algo para ya ir más divertidos”, dice Evelyn G. (15) que este año comenzó a ir a bailar y define como “un ritual infaltable” a la cita de juntarse en la casa de algún amigo para beber alcohol. En la mayoría de los casos, los padres no conocen qué consumen.
Lo cierto es que la cantidad de bebidas alcohólicas que toman en cuatro días de previa equivale al consumo promedio estimado de un adulto durante un mes.
Este dato surge de la investigación realizada por la Fundación DAAT donde cien jóvenes de entre 16 y 22 años revelan que asisten en promedio a cuatro previas por mes y si bien el 34% asegura que las organizan para divertirse, el 65% respondió que lo hace porque siente que al beber se desinhibe, le da una falsa sensación de seguridad y lo “entona” para salir.
Viviana Baranchuk, médica especialista en nutrición y directora de la fundación a cargo del informe explica que en una noche cada joven toma alrededor de cuatro vasos de cerveza, uno de Fernet, dos de vodka, uno de energizante y una copa de champagne. “Es un consumo calórico sin ningún tipo de nutrición ni beneficio. Al contrario, el consumo excesivo puede ocasionar dependencia, comportamientos sexuales arriesgados, como embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual hasta enfermedades como hígado graso, insuficiencia hepática, sobrepeso y cirrosis hepática, entre otros”, detalla Baranchuk.
Otro dato que surge del informe es que el 80% de los varones consumen 1.650 cc de alcohol cuando se estima que la ingesta normal promedio permitido por día es de 250 cc en el hombre. Las chicas no se quedan atrás. El 85% de ellas consume 1.250 cc, cuando se estima 125 cc diario. Estos datos significan que en cuatro previas al mes consumen 6.600 cc los varones; es decir, 26,4 días de consumo de alcohol y 5.000 cc las mujeres lo que es igual a 36,8 días de consumo de alcohol.
“Se borraron las diferencias de lo femenino y lo masculino en muchas instancias. Pero las consecuencias pueden ser más complicadas en cuanto al impacto en el cuerpo y psiquis femenino”, explica Alejandro Shujman, licenciado en psicología y autor de Generación Ni ni. “No se animan a encarar la diversión sin alcohol. Ellos suponen que destraban sus inhibiciones con alcohol u otras sustancias. Creen que funciona como trampolín a la diversión”, agrega el psicólogo.
“Los chicos quieren mezclar cualquier bebida y no tienen idea de lo que les puede pasar. Prefiero que mi hijo haga las previas en casa para ver lo que consume. Hablo con los padres de los compañeros para que me avisen si autorizan a sus hijos a tomar”, cuenta Ana G., madre de Iván (14). (ver aparte)
En la encuesta revelan que ingieren todo tipo de mezclas como vodka con jugo de naranja, aperitivos con gaseosas, tequila y vino dulce, sin obviar el consumo de cerveza. “Es grave la situación porque arruinan su salud. Además en la mayoría de los encuentros no comen nada, sólo consumen alcohol que al combinarlo con bebidas azucaradas aumenta el deseo de ingesta por su sabor dulce”, concluye Baranchuk
El 78% de los padres cree que sus hijos no beben
Para alertar a los jóvenes sobre las consecuencias del consumo de alcohol, los especialistas recomiendan a los padres mantenerse cerca de ellos y dialogar sobre el tema desde chicos.
La psicoanalista Alejandra Lacroze, directora del proyecto Mi cuerpo es mi casa explica que “los chicos reciben gran cantidad de información, pero no quiere decir que puedan significarla. Con lo cual, en la medida en que no haya un adulto que los ayude a procesar debemos anticiparnos y conversar con nuestros hijos sobre el consumo de alcohol a edades muy tempranas, y sobre todo, escucharlos”.
Según una encuesta realizada en Argentina a 300 padres de chicos de 13 a 17 años el 78% de los encuestados cree que su hijo toma “nada”. El estudio realizado por Trial Panel, que forma parte de la campaña “Entre Padres e Hijos” de Cervecería y Maltería Quilmes, también resalta que seis de cada diez padres con hijos de entre 5 y 17 años hablan con sus hijos del tema.
A su vez, Lacroze menciona que es importante no ser cómplices con los menores y recomienda dar mensajes claros. “Los jóvenes no están preparados ni física ni mentalmente para consumir alcohol, y los padres no deben permitirlo. Deben explicarles que no es aconsejable y no pensar que porque ellos están presentes pueden tomar. La idea es que entiendan que hasta los 18 años no es aconsejable y está prohibido que beban alcohol”, agrega.
Como parte de la campaña, se creó un sitio online donde los padres pueden descargar una guía con consejos para charlar con los hijos, basada en el material creado por la ONG canadiense Educ’Alcool, y adaptada localmente con el apoyo de especialistas y ONG’S referentes en la temática.