La Agencia Gubernamental de Control (AGC) porteña clausuró en los últimos tres años 148 prostíbulos en la Ciudad, y los barrios en los cuales fueron recibidas más denuncias y se realizaron más procedimientos fueron los de Flores, Retiro, Constitución, Palermo, Recoleta y Once, según se informó.
Sin embargo, en el relevamiento año a año, el número de clausuras es decreciente desde 2013 (80 clausuras) a 2014 (46) y 2015 (22), ya que en muchos casos esta actividad migró hacia los departamentos privados.
Además de las clausuras, el organismo rechazó la habilitación de otros 52 locales que tenían como fin esta actividad. Así, Madaho’s, un local “vip” ubicado en Recoleta, donde se han registrado denuncias por explotación sexual de mujeres y venta de drogas, se está convirtiendo ahora en una sucursal bancaria. Mientras que donde funcionaba Black, otro de los locales considerados “cabaret vip”, ahora se instaló un supermercado.
En ese contexto, en un informe presentado por la AGC esta semana, el organismo especifica cuáles son los tipos de locales donde se ejerce o facilita la prostitución en la Ciudad de Buenos Aires. Por un lado, bares o whiskerías y boliches clase C, donde se desvirtúa la habilitación a clase A (donde se permite la presencia de mujeres que ofician de “alternadoras” o “coperas” e interactúan con los clientes). Por el otro, los denominados privados, es decir, casas particulares o departamentos donde se ejerce la prostitución. Estos últimos se corresponden con el 70% de las clausuras.
En los dos primeros casos, al desvirtuar la habilitación, se busca evitar los controles vinculados a la Ley de Profilaxis (12.331) o de la Ley de Trata de Personas (26.842), además de incumplirse con normas relacionadas a higiene y seguridad, y ejercer la explotación de la prostitución ajena.
“El accionar del equipo de la AGC desde lo administrativo impide el desarrollo de las bandas de tratantes en la ciudad. Necesitamos ser acompañados por la Justicia en esta lucha”, dice Juan José Gómez Centurión, director de la AGC. Y agrega que “las redes de proxenetismo y explotación sexual tienen vinculación operativa y logística con las del narcotráfico”.