El príncipe Harry de Inglaterra y la actriz estadounidense Meghan Markle no quieren recibir ningún regalo de bodas. A cambio, pidieron a las 600 personas que asistirán a su boda que hagan un donativo para alguna organización solidaria. Entre las organizaciones sugeridas se encuentran algunas que cuidan de niños infectados con VIH, de vagabundos o de huérfanos de miembros de las Fuerzas Armadas británicas. Otras organizaciones ayudan a mujeres en "slums" (villas miseria) en Bombai o protegen el medio ambiente.
El príncipe Harry es uno de los miembros más solidarios de la familia real británica y su novia, por su parte, apoya desde hace años varias organizaciones solidarias en los Estados Unidos. La prometida del príncipe siempre quiso ser una "nueva Princesa Diana", la madre del príncipe fallecida en 1997, quien se destacó mundialmente por su labor caritativa y, especialmente, su lucha contra las minas terrestres.
En su nuevo libro "Meghan: una princesa de Hollywood", que sale a la venta esta semana en el Reino Unido, el biógrafo real Andrew Morton detalla como la actriz de 36 años, se sentía atraída por Diana, "no sólo por su estilo, sino también por su compromiso independiente con las causas humanitarias, viéndola como un modelo" Su amiga de la infancia Ninaki Priddy explica en el libro: "siempre se sintió fascinada por la familia real. Quiere ser la princesa Diana 2.0."