Encapuchada, enfundada en gruesísimas prendas de ropa de abrigo y oculta casi todo el tiempo tras unos lentes negros. Así, de incógnito, eligió pasar unos días en San Martín de los Andes la ex ministra de Economía Felisa Miceli. La otrora funcionaria pública, a la que una bolsa de dinero en su baño terminó sacando del calor kirchnerista, viajó en plan de descanso juntos a dos amigas íntimas. El trío, que no se despegó ni un momento, aprovechó para disfrutar de la nieve.
Pero Miceli no se animó a los esquís ni a las tablas de snowboard ni a los paseos en trineo tirado por huskys y mucho menos al pintoresco culi-patín. La ex titular de Hacienda se dedicó a hacer “snowshoeing”, más conocido como las famosas, y no tan glamorosas como las otras actividades, caminatas con raquetas de nieve.
Calificada por los expertos como una actividad “fácil y al alcance de cualquiera que se anime y esté dispuesto al cansancio”, estos paseos se pueden realizar, como lo hizo Felisa con sus amigas, en los bosques de lengas del cerro Chapelco, una parte del centro de ski por el que no transitan esquiadores. El recorrido, que comienza desde una plataforma ubicada a 1.600 kilómetros sobre el nivel del mar, dura una hora. Acompañadas por un guía, las amigas no pararon de darle aliento a Miceli para que no parara y siguiera caminando.
De compras. Esta vez, a la ex ministra K no se la vio subida a una camioneta del Gobierno, pero sí se la pudo ver paseando por el centro de la ciudad de San Martín de los Andes. Miceli, que dejó en Buenos Aires a su marido Ricardo “Pacha” Velasco, actual representante del Poder Ejecutivo en el INAES (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía social), los recordó a la hora de los regalos: les compró chocolates y artesanías regionales.
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