SOCIEDAD
Es una policia de misiones

Fue mamá en coma, despertó y hoy disfruta de su hijo en casa

Amelia Bannan estaba embarazada de cinco meses cuando sufrió un grave accidente. Al mes nació Santino. Pasó internada casi un año y hace quince días le dieron el alta.

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Juntos. Amelia Bannan, feliz de estar recuperándose con su bebé, Santino, a casi un año del accidente de tránsito (izq). Cuando se despertó del coma, en abril, los medios del mundo reflejaron su historia (der.). | Gza. Cesar Bannan
Hace dos fines de semana, Amelia Bannan (34) celebró su primer Día de la Madre con su bebé, Santino. Y su festejo fue más que especial: hace casi un año, Amelia, policía misionera, quedó en coma tras sufrir un gravísimo accidente de tránsito, y dio a luz estando internada en ese estado. Su caso recorrió los diarios del mundo, que se hicieron eco de la recuperación de Amelia, que el 14 de octubre pasado recibió el alta y, tras estar internada casi un año, se fue caminando del hospital.

“Le hicimos un asado por el Día de la Madre y estuvimos todos juntos. Todo el tiempo nos dice que está feliz. También la llevamos a pasear por el centro, a ver vidrieras, y ya arrancamos con fonoaudiología, terapia ocupacional y kinesiología. Todavía no tiene estabilidad, pero camina bien si va agarrada de alguien. Reconoce a su hijo, le dice ‘hijito hermoso’. Está aprendiendo a usar sus manos, y de a poco le da de comer. De noche lo escucha y quiere acercarse a la cuna. Está ansiosa por recuperarse”, cuenta a PERFIL su hermano César (39), que junto a Norma (37), una hermana, alquilaron una casa en el centro de Posadas para que Amelia siga con su recuperación.

El accidente fue el 1º de noviembre, cuando Bannan viajaba con colegas de trabajo –entre ellos su pareja, Cristian– de San Pedro a Posadas. El auto despistó y volcó. Llegó al hospital con un traumatismo de cráneo grave. “Los médicos nos decían que si se despertaba podía tener secuelas graves, como no volver a hablar o caminar, y que iban a ver cómo evolucionaba el embarazo, que la prioridad iba a ser Amelia”, recuerda César. “Por eso, para nosotros todo esto fue un milagro”, agrega.

Estaba embarazada de cinco meses y, contra todos los pronósticos, el 24 de diciembre, todavía en coma inducido, nació Santino. “Veíamos que se ponía toda roja y movía la mano derecha, como agarrándose con fuerza de la cama. Estaba con contracciones, así que le hicieron una cesárea de urgencia”, agrega su hermano.

Santino nació de 34 semanas y pasó su primer mes en neonatología. Después quedó al cuidado de Norma, que todos los días lo llevaba para que estuviera con su mamá. Entre charlas de hermanos y música de Axel (la preferida de Amelia), en abril Amelia los sorprendió cuando abrió los ojos y empezó a moverse. Y otro día les respondió que sí, que los escuchaba.

“El tiempo que estuvo en coma, Santino fue su motor. Cuando empezó a reaccionar, a veces se lo acercábamos y lagrimeaba; otras, tenía la mirada perdida. Y un día nos habló: el 19 de abril, le preguntamos si nos escuchaba y respondió que sí”, recuerda.

Entonces empezó un proceso largo de recuperación. Estuvo la opción de traslado al Fleni, en Buenos Aires, pero la prioridad siempre fue que Amelia y Santino estuvieran cerca, así que lograron quedarse en Posadas, con ayuda económica. Es que Amelia vivía en San Pedro y sus hermanos en San Vicente, todo a unos 800 kilómetros de la capital, y debieron mudarse para estar cerca durante el tratamiento.
Amelia no recuerda nada del accidente. Pero sí cosas de su infancia. Por el tipo de lesión que tuvo, tiene que aprender a hacer casi todo de nuevo, a moverse, a hablar. Marcelo Ferreyra, médico neurocirujano del Hospital Madariaga, donde la atendió desde el primer día, explicó que para ella es casi como volver a nacer. “Entró al hospital con un politraumatismo, estuvo en coma y la situación era grave. Muchas personas quedan con secuelas importantes, como no poder caminar o incluso quedar en estado vegetativo, y su caso nos sorprendió porque se fue de la clínica caminando y hablando”, decía Ferreyra a los medios locales el día que la paciente, entre aplausos de sus colegas policías, recibía el alta y se iba a su casa.

Ahora sigue el tratamiento, que le llevará meses. César se emociona cuando cuenta que practica los ejercicios de la fonoaudióloga, entre mates, junto a su sobrinita Maia, de tres años, en el patio de su casa.

“Su caso nos sorprendió”
Marcelo Ferreyra es médico neurocirujano y atendió a Amelia Banann cuando ingresó con un traumatismo de cráneo grave.
Al momento del alta, hace dos semanas, Ferryera admitó que estaban sorprendidos por la recuperación de la joven, ya que en cuadros como el de ella “muchas personas quedan con secuelas importantes ,como no poder caminar o incluso quedar en estado vegetal, y su caso nos sorprendió porque se va de la clínica caminando y hablando”, dijo entonces a los medios locales.
Ya en abril, cuando Bannan salió del coma, el médico explicaba que “lo que ella tiene es un traumatismo de cráneo agudo, que es como si agarráramos un manojo de cables y los estiráramos al máximo. El efecto es como si desconectáramos una computadora”, explicaba enronces. Calificaba de “milagro” que estuviera viva y destacaba la importancia de la presencia de su hijo. “Un factor favorable es la edad, ella es muy joven, y nos está sorprendiendo día a día su evolución”.
Respecto a su recuperación, explicó que podía ser larga, ya que en su caso es como “si ella hubiera vuelto a nacer”. Y que era importante ir despacio con la estimulación, para no sobrecargarla. “En neurología los tiempos son otros