SOCIEDAD

Graña: "Gvirtz vive robando archivo de todos los canales"

Habla del impacto de las noticias y de la posición política en los contenidos de América. Fotos. Galería de fotos

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| Cedoc

Rolando Graña (periodista, 51 años) está convencido que el impacto, en cualquiera de sus formas, atrae "auditorios masivos". Por eso, desde que quedó a cargo de los contenidos periodísticos de América, profundizó una línea que la señal platense venía explotando desde hace años: farándula y policiales.

"Lo de Zaira Nara y Diego Forlán, por ejemplo, tocó fantasías populares (el futbolista rico, la niña linda) porque vos tirabas la nota y medía siempre. Ahí hay algo que le interesa a los auditorios masivos. El programa que menos mide en A24 mide más que la tirada de un diario".

La televisión, según Graña, se resume en una "lógica instrumental": "La imagen necesita de aquello que es dramático, que está sucediendo algo.  Una toma de rehenes, que al otro día es una pastilla en un diario, puede ser una larga historia a la tarde. El programa del "Gato" (Con voz propia, con Gustavo Sylvestre) mide más que la tirada de Clarín y La Nación sumadas.  Pero son otros números. Y uno puede decir que no todo el mundo que compra Clarín y La Nación lee la sección política. Vos tenés 300 mil personas que están mirando atentamente un programa de política".

- Perfil.com:  ¿Preferiría trabajar sin el minuto a minuto?

- Graña: No, ¿por qué? Uno no puede negar la realidad. Es una televisión donde cada vez hace falta más el hueso del impacto. Esto no abre un juicio de valor: a algunos les parecerá chabacano y amarillo y a otros les parecerá necesario y divertido , yo te lo describo como un fenómeno. Pensá, por ejemplo, que los programas de interés general el último bueno fue Jorge Ginzburg. El interés general quedó para las señales de noticias: todo es escándalo, chimento, impacto. La tele de hoy necesita la discusión aunque no importa de qué están discutiendo. Yo nunca vi una discusión tan pavota como la de Perciavale y Florimonti por el camarín y sin embargo los puntos que midió, vos te das cuenta la relevancia de esto.

Graña reconoce que una de sus primeras decisiones al llegar al canal fue abrir el juego, entre oficialismo y oposición, con un criterio “amplío” que consistió en no alinearse al mandato de Clarín ni del Gobierno en temas clave como el caso Noble: “Esto es una cosa que laburé mucho con los periodistas. Tenemos que contar todo, no tenemos ningún problema”.

- ¿Es partidario de que los canales, como los diarios en los Estados Unidos, blanqueen sus posiciones políticas?

- Yo creo que sí, que deberían hacerlo, pero debería haber un contexto de mayor respeto donde no venga la chicana de ‘ah, no, vos apoyaste a tal’; ‘vos te diste vuelta’. Esta es la patria fubolística si vos decís que un día apoyás un candidato y después lo criticás. Si el debate se encuadra en términos futbolisticos, la verdad, termina siendo una pena porque no enriquece ni aporta nada. 

- ¿Por qué los noticieros de su canal hacen tanto foco en "la inseguridad"?

- (Piensa) Te diría que tiene que ver mucho con el imaginario de la gente y cuando digo “la gente” estoy diciendo los grandes números de audiencia que exceden los números de los diarios. Y el minuto a minuto, en esto, es lapidario. Fijate lo que dicen las estadísticas y fijate lo que es la realidad. Hoy por hoy, en Argentina, la inseguridad o la gente que muere en manos de conocidos es mucho mayor que la gente que muere en manos de desconocidos. Cuando uno ve las estadísticas - son escasas, malas y manipuladas en la Argentina -  de observatorios internacionales, Buenos Aires en relación a la cantidad de habitantes no es una ciudad violenta. Es un gran conglomerado urbano con mucha violencia social y mucho delito menor que te molesta, te exacerba.

- Si Buenos Aires no es una de las ciudades más violentas, ¿Por qué la pantalla de América devuelve justamente lo contrario?

- Porque los casos pasan. La tele no se hace respetando proporcionalmente lo que sucede. Uno fija la atención en lo que a la gente le atrae. Lo que pasa es que, a la gente, no necesariamente las cosas le atraen porque sean estadísticamente relevantes. Le atraen por motivos que nosotros desconocemos que tienen que ver con sus fantasías, sus miedos, sus deseos porque si no cómo explicás el fenómeno Ricardo Fort: ¿Qué le ve la gente a un señor todo repugnante y despectivo?

Graña cree en el periodismo que “debe poner el cuerpo” a partir de una corriente que en los años sesenta inauguró la revista Rolling Stone y que permite una experiencia narrativa diferente: “Cuando entrevisto un ladrón lo hago desde su lugar de modus operandi y yo no sé qué delito cometió ese ladrón porque no me va a decir. La Justicia no juzga conductas, juzga hechos puntuales. Las denuncias hechas sobre conductas son buchonaje, son denuncias judiciales. Soy un periodista que, además de haber entrevistado ladrones, fui que más gente metió presa”.

Su programa GPS (martes, 22:30) muestra cada semana las escenas más violentas de la semana en territorio bonaerense. Recortes de tapes donde las calles del conurbano aparecen como un ringside donde vale todo: “Fuimos los primeros que empezamos a transmitir la sensación de violencia absurda que había en las noches de la ciudad casi de casualidad".

- Su programa mostró a un grupito de nenes que se divertía en ronda con una riña hasta que una de ellos terminaba desmayado, ¿qué lugar ocupa ahí la cámara que sólo se limitó a registrar? 


- Modestamente se hace lo que se puede. Incluso nosotros no tenemos un protocolo sobre si reaccionar o no cuando nos pegan porque a los equipos nuestros los han recagado a trompadas hasta que un día me cansé y les dije: "Loco, si te pegan, devolvela". Y después dije no, es un disparate, pero un día el cronista se sacó y casi se caga a trompadas. Son situaciones violentas.

- El periodismo, entonces, ocupa el lugar de "justiciero"....

- Sólo somos la luz que de vez en cuando le apunta a la cucaracha. Es mucho más sencillo y modesto.

- El hecho de haber censurado Televisión Registrada, ¿le trajo muchos enemigos?

- Yo no censuré TVR. Editamos porque había una instrucción muy precisa y una decisión editorial de no convertir en columnista a un tipo procesado, un coimero como era (Mario) Portaquarto. Si lo que el canal decidió no emitir de TVR hubiera sido tan importante, ¿por qué (Diego) Gvirtz nunca lo mostró? Si vive robando archivo de todos los canales de televisión, ¿por qué nunca mostró eso? Porque era irrelevante. Lo que se estaba discutiendo era una cuestión de mínimo límite de donde se coloca el saber y donde se coloca el lugar de distinción. Y te lo digo yo que vivo entrevistando delicuentes, pero lo digo claramente.

- ¿En un canal donde se plantea de base que debemos que tener a uno y a otro (N. del R. durante el reportaje, Graña priorizó la pluralidad de voces) no se puede invitar a un procesado?

- Sí, pero no a un lugar del saber como era en aquel momento el invitado de TVR. Además, después del “escándalo Gvirtz”, yo seguí un año más en mi gestión. Tanto (Roberto) Petinatto como (Fabián) Gianola dijeron que lo de Gvirtz fue una cosa exagerada para irse a Canal 13. Esto a mí me libera de toda culpa y además quedó demostrado que Gvirtz labura y se da vuelta según le conviene porque te recuerdo que él fue un propagandista del Grupo Clarín mientras TVR estaba en Canal 13 y su línea era la línea de Alberto Fernández. Claudio Morgado dejó la conducción del programa para ser diputado por la línea de AF. Más albertismo explícito que eso no hay y después pegó la vuelta en el ultraoficialismo K haciéndose el combativo.

- ¿Pero qué amenaza representaba Pontaquarto?

Ninguna. Era una cuestión de criterios.

(*) de la redacción de Perfil.com

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