“Es un histérico, creído... ¡pero cómo me gusta!”. Las mujeres cada vez más se quejan de la histeria de los hombres y de lo dificultoso que resulta engancharse con ellos, a pesar de que en muchos casos son ellos mismos quienes toman la iniciativa. Claro que después ¡se borran!
El miedo al compromiso, la inseguridad de lo que quieren, la insatisfacción permanente, son sólo algunas de las características que cada vez más definen a los hombres de hoy. “Se desviven por invitarte a salir, se muestran locos por vos, y cuando por fin accedés, salís un par de veces y luego se borran mal”, cuenta Virginia, una abogada de 34 años que, hasta ahora, no logró encontrar un hombre con quien formar una pareja.
La historia se repite entre las adolescentes, que cuentan las peripecias por las que llegan a pasar para lograr re-conquistar al chico que las conquistó primero y luego, simplemente, desaparecieron. “Me buscó y me buscó hasta que me empezó a gustar esa insistencia. Cuando lo encaré para salir me dijo que yo le encantaba, pero que no estaba listo para una relación. Un histérico total, un creído... ¡pero cómo me gusta!”, relata Malena, una estudiante del secundario de 16 años. Y cuenta que trató de volver a seducirlo, pero él, aunque se enganchó en el juego de seducción con sus propios galanteos, nunca terminó de jugarse por estar con ella.
“ El hombre histérico goza seduciendo a las mujeres, pero cuando hay riesgo de compromiso se borra. Al principio es un hombre fogoso, pero con el tiempo se apaga, se reprime y huye del compromiso. Esto también daña la autoestima femenina”, explica en diálogo con Perfil.com la psicoanalista Mónica Cruppi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
La especialista señala que esta nueva modalidad de hombres cada vez más histéricos tiene que ver, desde lo psicológico, “con una falla en la estructuración de su masculinidad”. Y agrega que este factor se produce por su “conflictiva familiar”. “El histérico es emocionalmente inmaduro, dramatiza todo el tiempo, tiene una actitud histriónica, atrapa al otro dentro de su trama, siempre que el otro se enganche”, explica Cruppi.
Pero además, es un fenómeno que se agudiza con la situación social y económica: “El hombre está muy maltratado en la sociedad de hoy, hay mucha frustración frente a la mujer, que ha adquirido más independencia, ha abarcado espacios que antes sólo le pertenecían al hombre. Entonces el hombre se ve disminuido frente a la mujer”, explica la psicoanalista.
* Redactora de Perfil.com