La fuerte crecida del río Luján, que registró su máximo pico en la tarde del martes cuando llegó a la altura de 5,43 metros, dejó tras de sí unas circunstancias pésimas paras los habitantes de la localidad. Las malas condiciones climáticas obligaron a una familia entera a pasar la noche en el cementerio y muchos otros afectados debieron hacerlo en los techos de sus viviendas.
A pesar de que los fuerte vientos del sudeste que se registraron ayer no afectaron la bajante del río, la disminución de las temperaturas contribuyó a empeorar todavía más la situación de los evacuados. Los bomberos detallaron que "durante la noche hizo mucho frío y los que más sufrieron las bajas temperaturas fueron las personas que están en los techos de sus casas o la familia (de siete integrantes) que pasó la noche refugiada en el cementerio".
Los evacuados debieron dirigirse a la noche a once centros de alojamiento, entre ellos escuelas, una universidad, sociedades de fomento y centro de jubilados. Además, se dispuso reforzar la seguridad en todas las zonas anegadas y en la terminal de ómnibus, porque no había luz y se temía una nueva ola de saqueos.