Cumpleaños de 4 años de, digamos, Julián.
Los padres de una compañera ven una cocinita increíble en oferta y deciden regalársela. Pero la madre de Julián llama rápido. “Debe haber habido un error, el cumpleañero es Julián, no Juliana”, explica. “Porque le regalaron una cocinita y no es una nena, y además el padre tiene mucha historia con eso”, abunda la mujer, con muy buena onda.
Fernando Trocca está por todos lados como emblema de la gastronomía. Hay una escuela que se llama Gato Dumas y el mundo aplaude a Francis Mallmann o a Ferrán Adrià por sus platos increíbles. Pero regalar una cocinita era “de nena”, aun cuando todos, chicos y chicas, juegan en el jardín a que amasan y hornean galletitas.
Llega el cumpleaños en el pelotero, y la animadora empieza a preguntar: “¿A ver quién tiene novia?”. Julián responde: “Tengo novio” y lo señala. La cara del padre de Julián confirma todo el mambo que tiene sobre el género y que había contado la mamá en el momento del ‘affaire cocinita’.
La vida de Julián recién arranca, puede jugar y dejar de jugar con todo, desear y dejar de desear todo. Lo que hagan sus padres, y el Estado a través de las herramientas educativas que vaya generando, pueden hacerle todo más fácil.
*Editor jefe de PERFIL.