Con un jean oscuro, botas, una polera negra y la camiseta argentina, con el 10 de Messi en la espalda, Karina Rabolini revolucionó ayer la entrada al estadio Peter Mokave de Polokwane, en la previa del partido entre Argentina y Grecia, por la tercera fecha del Mundial Sudáfrica 2010. La esposa del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, fue una atracción más para los hinchas argentinos, que de a decenas le pidieron una foto a la ex modelo y actual primera primera dama bonaerense. En diálogo con Perfil.com, Rabolini contó a qué vino a Sudáfrica, sus impresiones del país que ya conocía en épocas de Apartheid y reveló que es "imposible" su marido vaya a ver al equipo de Maradona.
"En realidad vine a trabajar para Fashion TV, pero obviamente aprovechamos para ver los tres primeros partidos y ahora ya nos tenemos que volver a Buenos Aires", dice la rubia empresaria. "Estoy feliz, hay muy buena onda entre todo el mundo, no solamente los argentinos, sino también el resto de la gente de otros países", sostiene y define al Mundial como "una fiesta divina".
Acompañada por Lorena Scioli, hija del gobernador, su mano derecha en la empresa que lleva su nombre, así como en la Fundación del Banco Provincia que lidera y ahora en el programa de TV que tiene, no es la primera vez que Rabolini visita Sudáfrica. Había viajado cuando tenía 12 años y el Apartheid regía las vidas y costumbres del país. Quizás por ello sea que no conserva ningún recuerdo de la sede del mundial en esa época, previa a la unión entre blancos y negros que significó la presidencia de Nelson Mandela. "No recuerdo nada de esa época", desliza.
¿Viene Scioli a Sudáfrica 2010? Uno podría llegar a pensar que el ex secretario de Deportes de Menem y ex vicepresidente de Kirchner, que siempre ha puesto al deporte como uno de los pilares de su gestión, viviría aunque sea un partido desde la tribuna. Sin embargo, Rabolini lo descarta de manera tajante. "Es imposible que Daniel venga al Mundial", responde al ser consultada por este portal. No obstante, el gobernador tendrá un recuerdo de la Copa del Mundo: la vuvuzela celeste y blanca que Karina le compró en una de las tiendas del estadio, el día en que Martín Palermo volvió a hacer historia, esta vez en una Copa del Mundo.