SOCIEDAD
FEMICIDIO EN EL COUNTRY

La familia del ejecutivo que asesinó a su mujer planteó otro escenario

Por Nadia Galan | Los padres del ejecutivo hablaron deagresiones psicológicas por parte de su esposa. Todos los días lo visitan en el penal.

Incondicionales. Los padres y el hermano del asesino viajaron a La Plata para visitarlo en la Alcaidía de Melchor Romero, donde Farré está detenido desde el sábado pasado.
| Marcelo Silvestro

Fernando Farré no está solo: su madre, quien fue testigo del femicidio que cometió su hijo, su papá y su hermano tratan de contenerlo en sus visitas regulares a la Alcaidía penitenciaria de Melchor Romero, donde el ex ejecutivo de Coty, que el viernes de la semana pasada degolló a su mujer en su casa del country Martindale de Pilar, permanece detenido. Ante sus íntimos ellos hablan del supuesto maltrato que sufría el asesino, como si eso sirviera para justificar su acción. Cuentan una historia de acoso permanente. De agresiones psicológicas. Y de provocaciones a su hombría.

La versión de la familia es contraria a la denuncia que realizó Claudia Schaefer en la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema. En su presentación ella había manifestado que lo que solía hacer su esposo “era hablar, denigrar, basurear y menospreciar”. Además, había dicho que llevaba diez años de violencia de género. Sobre sus suegros refirió que discutían, pero los diferenció de sus padres: “En mi familia jamás hubo situaciones de maltrato”.

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María, su marido Juan Carlos y su otro hijo Alejandro viven en el barrio porteño de Recoleta. Desde que su hijo fue detenido por el femicidio ellos viajan casi todos los días a la ciudad de La Plata. Lo hacen en un Citroën DS3, un coche deportivo de alta gama que llama la atención entre los autos de los familiares del resto de los detenidos.

Hace una semana Farré mató a su esposa y, según cree la fiscal de la causa, había planificado el crimen con antelación. María fue quien rompió el vidrio de una de las ventanas que daba al vestidor mientras, en su interior, su hijo acuchillaba a su nuera. “No lo hagas. No vale la pena”, gritaba la mujer de 74 años para detener a su hijo. Claudia murió en el acto de doce puñaladas cuando fue a retirar sus cosas del chalet del country Martindale de Pilar, en donde estaba viviendo Farré luego de que la Justicia le prohibiera acercarse a su esposa por una denuncia de violencia de género. “La familia sostiene que él era víctima de Claudia porque, según ellos, la mujer lo agredía psíquicamente, lo provocaba para que reaccione, atacaba su hombría y lo hacía sentir un inútil”, contaron a este diario allegados a los Farré.

“Yo cuento con amigos cercanos y con mi familia. Fernando creo que no tiene a nadie. No tiene amigos y su familia genera más discordia, creo que lo tratan de apoyar”, contó Claudia en su única denuncia. Allí también dijo que su tormento comenzó hace diez años con maltrato psicológico, pero que Farré “se había vuelto más agresivo” tras su pedido de separación y quedar desempleado.

Bomba de tiempo. Farré y Schaefer se conocieron en 1998. Dos años después se casaron. Tuvieron tres hijos. “En diciembre le pedí que tomáramos distancia. Se puso peor y más agresivo. Me mandaba mensajes agresivos, le mandó un mail a mi jefe. Desde febrero duermo con mi hija en su cuarto. Le pedí a Fernando millones de veces que nos separemos, pero él habla delante de los chicos del tema, me saca fotos en el baño”, describe según consta en la denuncia.

Esa agresión verbal mutó a física el 2 de agosto pasado. Según contó Claudia, Farré la tiró contra un sillón para sacarle el celular que ella tenía y le colocó su rodilla sobre la cara para inmovilizarla. Los tres hijos de la pareja empezaron a llorar; uno se escondió en un placard, mientras otro le tironeaba de la ropa a su papá para que liberara a su madre. Ahora el abogado de la familia de Claudia, Jorge Sandro, evalúa la posibilidad de que los menores declaren en Cámara Gesell.