Más allá de la innegable popularidad de Club-Mate, existen hackers que señalan una gran contradicción entre la bebida y la filosofía que comparten. Si el código abierto es el paradigma que los une, no logran entender por qué la empresa que fabrica su bebida favorita mantiene la receta en estricto secreto.
Por eso, un grupo de piratas informáticos en Pensilvania se reunió en torno a las ollas y puso manos a la obra al Open Mate para intentar una versión casera de su bebida preferida. Fabricio Martins do Canto, brasileño y miembro del Partido Pirata alemán, fue un paso más allá y comenzó a producir una cerveza a base de mate.
Por otra parte, en el país hubo tentativas de popularizar este tipo de bebidas a base de yerba mate. Una de las más recordadas es el caso de Nativa: en 2003, Coca-Cola invirtió 4 millones de pesos para posicionar una bebida con gas a base de yerba. Los argentinos, fieles al mate y a la bombilla, no la aceptaron.