Créase o no en nuestro país "entran" varios países de Europa pero no "cabe" la Argentina. Aquí podrían acomodarse 300 millones de habitantes de "allá" pero no hay gobierno que consiga 40 millones de lugarcitos para quienes deshabitan "acá". El incordio del techo social es noticia diaria. Ahora mismo el dramón de la vivienda sangra en Jujuy (donde dejó 4 cruces) y mantiene alzada a Tucumán. Pasa el tiempo --milenio y bicentenario pasaron-- y no hay administración (es decir no hay radicalismo ni peronismo) que valore la vivienda como altísima prioridad. Con cada nueva efeméride se reaviva el retraso de los sueños abiertos en 1983. Igual sucede con salud y educación. El fin de la dictadura no dejó paso a una democracia activa sino a una lánguida república verbal. A una transición que no transita. Que gira en el vacío y nos vacía.
Quienes tienen la manija (y quienes la pretenden) carecen de pasión social, voluntad, idoneidad. Sus "casas públicas" (el comité, la unidad básica, el café) dan refugio a pícaros que parodian la vida democrática y ejercen la prostitución de las ideas. Pujan de artero modo y obtenido el botín del Poder olvidan proyectos sociales, desfondan las reservas, digitan legislaturas y destinan recursos del Estado a ocultar "agujeros negros" de la banda gobernante. Así la situación y obscenamente expuesta está estos días de edulcoradas frases sobre las virtudes de la democracia y el valor del voto popular.
Atrapados en esta fétida tramoya nos dirigimos de cabeza a lo que la publicidad de unos y de otros denomina "gloriosa jornada". Ese 14 de agosto millones de inducidos pajaritos cívicos irán a votar creyendo que lo hacen de modo soberano. Lo cierto es que van para que los tahures aprovechen los resultados y operen así con mayor ventaja en el "truco" a jugarse el 23 de octubre. Encuestas falsas, consultoras a sueldo, promesas amplificadas y clientelismo a rolete han venido diseñando esta "previa". Operación que tiene como fin impedir arriben al 23 de octubre las voces críticas de cualquier partido que no alcance los 400.000 votos. Una oficial tarea sucia que se agrega al desprecio de los tres Poderes, de los mandatos de la Constitución y del sistema republicano. Esta impune política autoritaria creció y sigue creciendo porque tuvo y tiene enfrente una oposición de papel. Un patchwork de agrandados que no se ocupó de armar un sólido frente común de resistencia. Sus egos son tan Egos que concluyen en altisonancias y mímica infantil. No convocan a la protesta fáctica. No generan"indignados". No hacen nada por devolver las cacerolas a las calles.
Gobierno autoritario. Oposición blandengue. ¿Qué hacer entonces?
Pues recuperar, asumir, practicar la política como ella es y no acatar ingenuos la fantochada ilegal que nos pasan por la nsriz. Aquí no hay Elección sino Coacción. Llevamos 150 años oyendo El Cuento de la Buena Pipa. Que "el pueblo no delibera ni gobierna". Que solo puede hacerlo "a través de sus representados". A este timo se le mojó la pólvora. Sépase y coméntese: estos famosos representantes son elegidos a dedo para que no cumplan el mandato de representarnos... Esto es, que traicionando la Constitución, el pueblo aquí "ni delibera ni gobierna ni es representado" . Ante este desatino solo queda despertar y ser ciudadano en ejercicio y no en omisión. Ciudadano avivado del timo, que hable con otro después y con más prójimos más tarde. Suena a romántico. Pero es realista. Cada individuo influye en la dirección de la Historia.Cada uno puede derrumbar la Gran Trampa.
* Especial para Perfil.com