El increíble robo registrado hace una semana en la Catedral metropolitana fue motivo de conversación obligado entre los fieles y allegados a la Iglesia, que no podían ocultar la sorpresa que les despertó la noticia.
El cura párroco José Sanmartín –que estuvo a cargo de la misa– no hizo mención a lo ocurrido durante el oficio religioso de ayer a la tarde, y se retiró de la iglesia sin hablar con las personas que lo aguardaban afuera.
Allegados al sacerdote dijeron a PERFIL que notaron cierto nerviosismo. “El padre José es una persona transparente. Se notaba que le pasaba algo”, reconoció una de sus colaboradoras, aunque aclaró que nunca se refirió al robo ocurrido la semana pasada.
Otros fieles se mostraron sorprendidos por lo ocurrido y coincidieron en destacar que desde la Iglesia no se informó nada al respecto. De hecho, este diario contactó al vocero del Arzobispado y a distintas fuentes eclesiásticas, pero nadie se pronunció sobre el robo.
Desde la Curia no emitieron un comunicado oficial y ni siquiera respondieron una carta enviada por PERFIL al arzobispo Mario Aurelio Poli, quien el día del hecho informó lo sucedido a la Policía Federal.
Este diario también consultó a un vocero del clero policial que habría sido contactado por una de las víctimas, pero éste respondió que no podía brindar información sobre lo ocurrido, dejando en claro la decisión de “no hablar” que tomó la Iglesia, incluso antes de que PERFIL diera a conocer la noticia
